Despertar

NOELL OSZVALD

02 septiembre 2012

Un largo recorrido y millones de luces blancas pasaban aceleradamente por mi mermada visión central. Tan solo los pensamientos me mantenían firme la respiración aunque no yo mismo la sintiera. Todos hablaban de fútbol, de la putada que le hizo anoche Sergio a Balbi pues el tipejo no se presentó a la cita que habían ultimado en la sesión matinal de ayer, si, y, ah, de lo caro que se va  a poner este año la vuelta al cole de la niña, especialmente la de Nicole que era la que mas mecánicamente parecía saber lo que se tenía que hacer en todo aquél inevitable rito dirigiéndose al resto con un firme: “Nada de relajantes musculares ¿Oído todos?”.  “¿Estás preparado, Enrique?”, oí a la espalda de mi oreja menos atrevida. Ya no me dio tiempo a mucho más, la siguiente fue un angelical voz que me repetía una y otra vez mi nombre lo cual, sin duda, me sonaba a canto de mancebas y mancebos en plena excitación coital, sentimental y especialmente relajantes, como si fuera conmigo, pero no, solo despertaba y daba gracias a quien me lo impuso por ello, si, por estar, nuevamente, despierto.

Al parecer hay cosas para las que soy, sin duda, mas lento que el caballo del malo y, si, eso me pasa al despertarme.

Feliz domingo a todo aquél que quiera que así sea.

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enriquetarragófreixes