Ves a la gente feliz, habla con simpatía, te miran y te dan guiños de complicidad cuando empiezas a volar sobre los tacones de los efusiones plásticas y con ello no se observa ni rastro de los problemas que bombardean nuestros escasos recursos morales, día a día. La primera esencia etílica suave, se distribuye con gracia y tiento, en la barra de los “llegares”. Gusta agasajar a todos contentando a unos y otras, con un simple halago a los sutiles aromas del perfume de cada cual. Besar en las mejillas en el reencuentro con los mas conocidos, a ellas, y un fuerte apretón de mano y golpe en la espalda, a ellos. Luego mas lisonjas y mimos que gustan de escuchar cual es el primer parecer de que todo el mundo tiene cara de haberle ganado la batalla a la báscula y al tiempo, procurando, eso si, que sea cierto o lo mas parecido a ello.
Un abrazo sentido, una charla sin palabras y un traslado de esos felices sentimientos hacia la persona que mas quieres en el mundo, dan por concluida la dicha de una velada cualquiera. Ritualizar los gestos es, por tonto y escasamente sensato que parezca, algo que me pirra, es eso que se hace cuando vas a la ópera, al teatro o al Auditórium a escuchar a la Arteta, si, todo comportamiento público necesita un ritual y eso, extrañamente, nos hace felices y lo hace aunque parezca una quimera o una parte de ese imprescindible mundo irreal que hace que esos gestos se conviertan en solemnes y únicos en nuestra modo de vida que son los que son y se dan por buenos si el final del rito te premia con ese deseado abrazo o simpático beso mejillero, (en la mejilla).
Para terminar, recordando esos ritos, los vividos y los que quiero seguir viviendo mientras pueda y me dejen, diré que me viene a la memoria una frase del gran Groucho Marx que define de modo sugerente mis preferencias actuales:
“Debo confesar que nací a una edad muy temprana”.
Jajaja, el dicho es genial.
ResponderEliminarHay gestos de esos que emocionan, ¿Verda , Enrique?
Un besazo.
Totalmente amiga Celia. Hay una frase de Groucho que estuve a punto de colocar en una charla sobre los veinteañeros de hoy y sus problemas y la retiré a tiempo. La frase decía: ¿Pagar la cuenta? ¡Qué costumbre tan absurda! - Este hombre fue un adelantado a su tiempo.
EliminarUn abrazo, amiga.