27 enero 2015 - 2012
Pero si la tarde tiene que ser lisonjera y sin complicaciones de las de siempre, es decir, no vamos a pensar en como apretarnos el cuero al pantalón, ni de como cuidar nuestras obscenidades a la hora de dejarlas al descuido para que nos den sabiduría anal, por ejemplo, sigo con lo de ilustrar mi tarde con las mejores de mis intenciones danzarinas que, a medida que voy componiendo el temario de mi conferencia de esta tarde/noche, me fluye por las venas como si de la misma Ginger Rogers se tratara, espíritu por el que suspiro desde que fui un niño y que abandoné, tristemente, cuando me di cuenta que tenía un par de bolas en la parte alta de mis piernas. Un par de gemelos, un bigote navideño y dos de Marie Brizard, hacen que sea capaz de dejar a mi querida Distrofia muscular donde se merece, viva la vida, aunque me duela hacerlo. va por Ustedes, dejo aquí una verdadera joya del arte cinéfilo y del DJismo, todo junto:
El Gordo y el Flaco bailando música de Carlos Santana
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