sábado, 18 de noviembre de 2017

Vamos, que ahora voy a tener yo la culpa de lo que me pasa


Fotografía de Werner Mantz


18 noviembre 2017


Hace algunos días intentaba dibujar aquí el problema que le crea al que solo es un simple espectador y por tanto, un perjudicado, las buenas o malas actuaciones de los poderes públicos, económicos y sociales. Si se cae la economía, se caen los campos de golf y cientos de miles de empleos creados al amparo de la industria de la construcción y del turismo, desempleados  que a los 24 meses empiezan a impagar las cuotas de la hipoteca de su casa como suceso consiguiente. ¿Qué hacer? – ¿Quejarnos de la siempre opinable mala gestión política actual?, ¿suicidarnos?, ¿emigrar? ¿irme a vivir con Papá? 

Al hijo de mi vecino de barra de café de mis amores y mis lamentos, le dijeron que se metiera en arquitectura en el 2001 pues era el momento. Acabó la carrera  en el 2009 y nunca ha conseguido empleo asalariado alguno como arquitecto. Solo chapuzas, algún concurso para proyectos de arquitectura pública y varios como moto-pizzero, cajero de Carrefour y otras lindezas profesionales propias de la época que vivimos.

El niño de mi vecino, que ya tiene 33, creo, nos ha dicho que ...

  • tenía ganas de matar a alguien por haberme metido a esa profesión que no tiene salida alguna, mas que a unos cuantos miles de Km de casa, hoy por hoy”.

Su padre, el del arquitecto en paro, siempre tan laico y poco reverente, intentando encontrar soluciones a las mil preguntas que le/nos ponía en el oído su querido arquitecto, le ha dicho: 

  • Mira hijo, yo solo soy un espectador, a mi me quedan dos años más de pagar las cuotas del convenio, a la SS, y si el Gobierno del Estado de Derecho - del que tanto hablamos actualmente - no lo remedia me podré jubilar a los 65, pero ante todas esas preguntas que tú te haces, yo no tengo, ni respuesta, ni solución. Sí, es cierto, yo me he colocado, llevo cinco años en el paro y tres pagando con mis ahorros el convenio con la seguridad social y ya tengo la vida resuelta, según creo, y tú ya se que no me vas a perdonar nunca, ni al mundo, y por supuesto a mi, que te hayamos dado una profesión que no tiene ocupación, ya lo sé, pero eso es mucho más de lo que tienen otros. Quejarnos de todo está bien pero solo si a continuación te pones a hacer algo para impedir que siga sucediendo

El Chaval, inmediatamente, le puso el acento a la cuestión con el clásico; “Vamos, que ahora voy a tener yo la culpa de lo que me pasa

El padre, algo aturdido y con gesto de hastío, reemprendió su plática:

  •  “No hijo, tú no tienes la culpa, pero tampoco se la eches a nadie, ¿soluciones?, claro que son difíciles de encontrar, pero tendrás que buscarlas a la hora de votar, cuando toque, o bien romperte el coco inventando nuevas formas de profesionalizar lo que sabes hacer y si con eso no es bastante tendrás que salir a la calle a explicarlo a los que quieran contigo emprender la revolución de la revolución como se ha hecho siempre. Los poderes fácticos son los que son y o bien te alías o te enfrentas con ellos, pero, repito,  si no te puedes enfrentar a los problemas debes apechugar con lo que hay. Lucha y no decaigas, eres muy joven aún”.

Y con un ... “Qué fácil lo veis todo vosotros ahí, desde el mostrador”, el arquitecto en paro se ha levantado muy rápido de la silla de la barra para irse a un rincón del local a atender una llamada de teléfono de su móvil que parecía tremendamente importante, aunque un pegajoso “que tal  anoche, cariño”, le ha descubierto.

El relato, algo novelado aquí, sin duda, pues solo me acuerdo del fondo, ha impactado a unas chicas que en grupo, estaban celebrando que una de ellas había encontrado trabajo en no sé que empresa de seguridad y al oír al padre del aturdido arquitecto, una de ellas, la agraciada, se ha levantado para acercarse al padre y darle un gran abrazo, lo cual, aún y pareciendo un acto extraño y poco usual, le he encontrado su sentido  cuando me han contado que la chica del abrazo, que es licenciada en Relaciones Laborales, era su hija, es decir, la hermana del arquitecto en paro.

Luego el padre me ha dado un abrazo a mi y medio babeando, me ha dicho, el muy atrevido: 

  • No se te ocurra contar esto en el Blog, Enrique, que te conozco” 

– Pues claro que lo voy a contar, amigo ¿por qué no? compartir problemas ayuda a encontrar ayuda, comprensión y alguna vez, soluciones.



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2 comentarios:

  1. Enrique, me encantan tus magníficos relatos sobre la vida misma. Además le echas un humor inteligente que los hace muy atractivos.
    Un fuerte abrazo.

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    Respuestas
    1. Ay, Maripaz, gracias, pero la que sabe escribir como los mismos ángeles eres tú.
      Un abrazo

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