domingo, 21 de junio de 2020

El Estado de “Armarla” terminó


21 junio 2020
-Llegó el verano, se acabó el Estado de “Armarla” y ahora es el tiempo del “sálvese quien pueda”.
-Intenté llegar a la Playa, esta madrugada, que está a unos setecientos metros de mi casa pero tardé veinte minutos en coche que es la única forma que puedo hacerlo. Al llegar allí me di cuenta que el fin del mundo está cerca. Barullo, gente protestando ante los Municipales por querer estos administrarles el uso con las condiciones de distancia que la época y la normativa exige. Más allá, en los aparcamientos, coches aparcados en las plazas de minusválidos sin serlo y en pleno Paseo niñas entre veinte y cuarenta, cuasi en bolas andando por él porque no las dejan entrar en la arena y no se quieren perder el viaje, ni el día.
-Me fui a la Iglesia y aún peor, parecía que estaban celebrando una boda real, había más gente que en el entierro de la Raquel Meller. Los chicos del PREU estaban todos allí, en la puerta, saludando a las minifalderas de los cincuenta para arriba sin darse cuenta, algunos, que pueden ser sus hijas, pero estando allí, viéndolos y sin salir del coche, la directora del Rosario de las ocho acababa de hacer su aparición junto al mismo Párroco, los cuales, (ambos dos), andaban por allí repartiendo besos, la una, y bendiciones, el otro. Al verme, la sesentañera del Rosario empieza a correr hacia mi coche como si del mismo diablo y sus tentaciones se tratara, mientras el Párroco le iba gritando no, no, eso no … y cuando yo ya estaba más emocionado y la reina del Rosario ya estaba llegando a mi encantador “carro”, y yo ya estaba abriendo la puerta del coche en un alarde de … “¡Qué sea lo que Dios quiera!”, justo entonces, un niñito rubio como la del Rosario, guapo como LMQLP, un verdadero querubín, pasa por delante de mi puerta ya abierta y se abraza cuasi delante mío con la reina del Rosario de las Madrugadas como si no se hubieran visto en años. Se me acercó mi amigo el Párroco y a dos metros de la ventanilla de mi coche me dijo: “Es su nieto, no lo ha podido evitar, la emoción le ha podido sin saber el riesgo que está corriendo con ese abrazo” y yo, más rojo que un tomate pera de 3,00 €/kg, sonreí, puse la palanca del cambio automático en la R y me fui no sin antes decirle al Cura … “Nos vemos para Carnavales”. Entonces el que sonrió fue él, el Cura.
-Una mañana para olvidar aunque no pueda.

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