lunes, 3 de agosto de 2020

El vigilante de la PLaya, mi siesta junto al mar y las normas anti COVID19



03 agosto 2020
-Me preguntaba el guardia que nunca vigila quien puede o no puede, aparcar en las plazas de aparcamiento para minusválidos: “¿Oiga, tiene usted cita previa para entrar en la arena?”…
-Y yo le contesté en jerga murcianica: ¿Eso qué é lo que é?
-Bueno, puede pasar, pero mantenga la distancia de un metro y medio con el resto de la gente – me dijo el reconvertido guardia de aparcamientos a vigilante de la playa.
-Pedí una tumbona y me eché a lo largo para que mi preciada y exguerrera nuez sexual no tuviera que soportar el grueso del peso de mi “linda aunque caduca, figura”.
-Al poco estaba dormitando mientras oía el batir del oleaje sobre la cercana orilla que otrora lo era de mis pasiones atléticas y otras esencias del mal por un buen vivir y no poder contar.
-Recuerdo que soñé cosas de buen soñar; me tocaba la lotería y me afané en repartir todo el premio entre mi hijo y mis nietos; corría la maratón de NY y quedé en segundo lugar y lo mejor fue que al subir al podio lo hice de un salto; después soñé que subía los diecisiete peldaños del ático de Murcia en un periquete; luego hice doscientas cincuenta flexiones en el suelo de la terraza sur; más adelante bajé las escaleras de acceso a la Iglesia de la Playa de dos en dos y finalmente vino el sueño mejor: “La cogí en brazos, la llevé desde el garaje hasta la cuarta planta, peldaño a peldaño mientras ella se abrazaba a mi cuello. Abrí la puerta con una facilidad pasmosa y la deposité encima de nuestra cama … ahí fue cuando desperté, bueno, me despertaron.
-Una voz del hombre del cromañon vestido de policía/vigilante de Playas, moviéndome el hombre para despertarme, me dijo: “Oiga, ya lleva usted aquí dos horas y ese es el tiempo máximo de estancia en la zona limitada”.
-Quise preguntarle por su Madre, (la del guardia del cromañón), pero pensé que ya tengo bastantes problemas con mi salud como para entablar nuevas “amistades tóxicas”.
-No obstante, me atreví a comentarle la situación: Gracias señor guardia, me alegra saber que es usted tan estricto con las normas. Si todos fueran como usted, no habría desmadres nocturnos en las zonas de ocio, de copas y cachondeo; no habría mesas repletas de familias y amigos sin respetar ninguna norma anti-COVID19 en la arena de la Playa en las frescas noches de verano; no habría botellones y niños en estado etílico por todos los rincones de la playa en esas largas noches de borrachera e intoxicación etílica que llena los viernes, sábado y domingo, las urgencias de nuestro Hospital; si todos fueran como usted no habría ningún estúpido sin mascarilla o tapabocas por la calle … no seguí. No servía de nada, él guardia de mis amores ya hacía rato que se había ido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Este blog comparte contenidos con otro de mis blogs a modo de copia de seguridad, el uno del otro, hasta el 24 de febrero de 2023

https://enriquetarragofreixes.wordpress.com/