El adiós en Penn Station de Nueva York en 1944. (Timepix / Time Life Pictures / Getty Images) Time Life Pictures)
04 octubre 2016
Un escenario majestuoso, una luz intensamente bella iluminaba el momento, mis piernas se movían con facilidad y mis manos en alto se dejaban abrazar por ella. Todo parecía posible, inmenso y lejano, el mundo quedaba a mis pies y parecía envuelto en una nube de seda a la vez que un lejano rumor emergía de él a modo de voces del infierno. Tenía miedo, mis manos temblaban como las de un niño - o las de un anciano - pero ella seguía allí, volvió a mi y me abrazó con fuerza, profundamente intensa fue la emoción que sentí ... la besé una y otra vez tras largos y profundos suspiros de pasión serena ... volvió el amor y me salvó. De pronto, una voz que parecía surgir de un mundo irreal, me susurró al oído ... "Cariño ¿Estás bien? ... estás hablando solo" - Abrí los ojos y me di cuenta de la irrealidad de mi situación ... sonreí y le dije a la voz ... "Bien, estoy bien, solo tuve un sueño y me perdí ... luego, te pude encontrar y me liberé".
Encontrarle sentido a los sueños es el supuesto donde, algunos, interpretarlos es cosa de cada cual.
Enviado desde S6+Edge
enriquetarragófreixes