Imagen: Rene Maltete
27 noviembre 2016
Hoy llevo un mal día. Atascado en mi arrepentimiento dietético, cada día añoro más aquella infancia en que mi santa Madre me decía: “Enrique, come y no dejes nada en el plato” y ella me llenaba una y otra vez el plato con aquel otro mensaje maravilloso de … “Enrique, cariño mío, come por que si no lo haces no te harás mayor”.
Mensajes para el recuerdo, ahora ni os cuento. Voy como un gato, vas a la cocina, miras a derecha e izquierda y le pones los oculares a una punta de pan maravillosa, atrevida, provocadora, gallega, para más señas y llena de un excelso polvo blanco. Acercas dos impenitentes deditos para pinzarla y … “¿Enrique, ya estás comiendo pan otra vez?”. Las cosas cambian, ya nada es lo mismo, que pena. Parecerá que hablo de una cosa, pero, realmente, estoy hablando de otras … ¿Verdad?
Mensajes para el recuerdo, ahora ni os cuento. Voy como un gato, vas a la cocina, miras a derecha e izquierda y le pones los oculares a una punta de pan maravillosa, atrevida, provocadora, gallega, para más señas y llena de un excelso polvo blanco. Acercas dos impenitentes deditos para pinzarla y … “¿Enrique, ya estás comiendo pan otra vez?”. Las cosas cambian, ya nada es lo mismo, que pena. Parecerá que hablo de una cosa, pero, realmente, estoy hablando de otras … ¿Verdad?
enriquetarragófreixes