5 septiembre, 2020 por
05 septiembre 2020
-Me levanté de mal humor, sí, mi vecina y su ruidosa persiana, me despertaron en el mejor momento del sueño y me quedé sin tomar ese ansiado y amargo, café.
-No obstante el día ha ido a mejor. Una amiga-e, desde el otro lado del Océano, me dice que ellos también esperan para noviembre la llegada de la liberadora vacuna anti COVID-19, incrementando con ello mis esperanzas.
-Otro amigo de mi veterana edad, o más, me aconseja-e que no me vacune nunca de nada y menos para la COVID-19, y para ello me manda un supuesto manifiesto del activista Robert F. Kennedy Jr. que lo explica entre un cúmulo de obviedades y otras que no lo son tanto. Le cuento que yo llevo vacunándome contra la gripe desde el 2003 y él me contesta que nunca se ha vacunado para nada. Me deja muerto, antes perplejo.
-Salgo al balcón de mi terraza con vistas a la “Urba” y me da miedo no ver a casi nadie en las cuatro piscinas que hay ante mi … ¿Miedo? ¿Aburrimiento? ¿Falta de ilusión?
-Por último y en un alarde de tío machote en fuga, me voy a mi rincón a leer y allí encuentro, nuevamente, a mi impresentable amigo Ignatius Reilly:
“Soy capaz de tantas cosas y no se dan cuenta. O no quieren darse cuenta. O hacen todo lo posible por no darse cuenta. Necedades. Dicen que la vida se puede recorrer por dos caminos: el bueno y el malo. Yo no creo eso. Yo más bien creo que son tres: el bueno, el malo y el que te dejan recorrer.”
Me encantó ese tutto revoluto que has hecho con tus vecinas, tu lectura y todo lo que piensas.
ResponderEliminarEse totum revolutum, es lo que es mi vida, querida Tracy.
EliminarGracias y un abrazo muy fuerte