miércoles, 21 de abril de 2021

Formentera, Camus, los tests de inteligencia y lo del marrano en un charco

 Publicado el  por etarrago - etfreixes

Fotografía de Berenice Abbott – 1898, Springfield, Ohio – 1991, Monson, Maine

21 abril 2021

-Una amiga de Formentera inicia el día con el primer mensaje que recibo. Imagen de lucha y texto de Albert Camus:

“Como las grandes obras, los sentimientos profundos declaran siempre más de lo que dicen conscientemente”.

-Más tarde, una vez desatado mi furor prostático y puesto en faena, es decir, a chatear en directo con mis amigos del Ateneo, alguien me quiere convencer de que los tests de inteligencia son lo que quieren ser, pero yo le informo que son, simplemente, objetivos. Los tests de inteligencia al uso no son subjetivos, es decir, los que se hacen, antes y hoy, miden determinadas cualidades del individuo sobre su aplicación en matemáticas o en lengua, por ejemplo, pero en cambio si el individuo es un Picasso, un Messi o es un gran fontanero, los tests actuales no los determinan como personajes superdotados.

-Termino diciendo, para no aburrir y aburrirme, que la objetividad de esos tests de inteligencia solo lo son a juicio y criterio, de quien los redacta.

-Dejo a continuación una definición de libro sobre las puntuaciones de inteligencia, recordando que a mi, cuando me hicieron uno, en el año 66 para entrar en el IPS, saqué un coeficiente de 110 y en cambio no sabía ni apretar un tornillo :

“Las puntuaciones en inteligencia siguen una distribución estadística normal en campana, con la mayoría de las puntuaciones agrupadas en torno al valor medio de 100. Aproximadamente dos de cada tres personas arroja una puntuación entre 85 y 115, mientras que el 19 de cada 20 personas tiene una puntuación entre 70 y 130. Una persona con una puntuación de 130 es considerada generalmente bajo el pronóstico de sobredotación, mientras que una puntuación inferior a 70 generalmente apunta a una deficiencia.”

-Lo más gracioso de toda esta historia de hoy, es que ese alguien que me preguntó sobre lo de la puntuación en inteligencia y que permanecía estoicamente alí, aguantando todo el chaparrón de vanidades que le solté, finalmente pareció despertar y me dijo en tono de gitana que quiere leerte la mano: “¿Has terminado, Enrique?” – Le contesté tan solo con la mirada como el que ve a un funcionario entrar antes de la hora, es decir, con gesto de sorpresa y el tipo de modo gracioso y algo grosero, va y me contesta: “Joé, niño, te has quedado más a gusto que un marrano en un charco”.

-Cualquier día escribo un libro y me lo compro – pensé.

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6 comentarios:

  1. Me rio y mucho, con el inicio y con el final de esta entrada Enrique!!!
    Y con respecto a los test.. mmmm ...las "mediciones" no me agradan porque de alguna manera parecen poner una "etiqueta" en la persona y cuando se trata de niños puede llegar a ser muy cruel. Es como decir, este niño es apto y este otro no.
    Cada test sin duda mide determinadas capacidades pero hay otras que el ser humano desarrolla y que van mas lejos que cualquier prueba. Como muy bien lo ejemplificas una persona puede tener un C.I superior a 100 y estar considerado como "superdotado", pero no saber expresarse en otros campos( como por ejemplo en las facetas artísticas) o no tener ningún tipo de habilidad para trabajos prácticos u oficios, y lo que es peor carecer de habilidades que le permitan socializar e interrelacionarse con empatia.
    El tema da para mucho. Por hoy..y porque esta en oferta me compro tu libro ajjajaja Besosss

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  2. Nunca mejor resumido, mi post de hoy, que con tu comentario, querida Eli.
    El problema vigente para mi intelecto escaso, (me refiero a que ya está muy de capa caída), esque a mi me gustan los relatos de casi todo lo que veo y me gusta relatar, claro, y hoy, con la pandemia, la gente está muy estirada, muy an´mala y otras veces, muy triste. No se acercan pues les da miedo el contagio. Algunos ya están vacunados, (los de 75 hasta 90), y empiezan a aparecer, a mi aún me queda alguna semana o quizás solo días, pero encuentro a faltar ese roce con las personas, los abrazos, las palmadas en la espalda, esas carcajadas abiertas con boca abierta y moco colgando a la que te descuidas, en fin, espero que quede poco y ya no tenga que hablar de los tests de inteligencia, ni de lo a gusto que se queda un marrano en un charco de barro espeso..
    Un abrazo muy grande, querida Eli.

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  3. ... Y te lo compro, querido Enrique.

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    1. Ay, querida Tracy, lo siento, está agotado, solo había uno ... jajajajajajaja

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  4. Enrique, me haces sonreír en esta noche triste, saludos amigo.

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    1. Si has sonreído habré mitigado parte de esa tristeza, amiga sandra. Me alegra saberlo.
      Un abrazo.

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