07 diciembre 2013
A veces, cuando peor te crees sentir, no ves la manera de que tu cuerpo arrastre sus miserias con decoro por donde se luce el personal que así lo hace y cuando ya has perdido toda fe en recuperar el orgullo castizo, curiosamente, entonces, aparece esa persona que parece salir del cielo, te da la mano y te dice: “Ánimo, Enrique … ¿Bailamos?” y lo consigues.
Claro que si!!! Un saludo
ResponderEliminarGracias, Antonio. Resulta que, sin que los veamos, estamos rodeados, también, de muchos ángeles.
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