15 junio 2020
– Hoy se abrían las piscinas comunitarias en la Comunidad Valenciana y para ello se han establecido rígidas normas de comportamiento. El Vigilante de la piscina se convierte, uno de ellos, en una especie de portero de discoteca y empieza a predicar las normas a quien quiere entrar por el único acceso permitido, pues lo contrario sería saltar la valla perimetral.
– El vigilante o portero de discoteca reconvertido a jefe de las entradas regladas en la piscina de mi urbanización, situada en un barrio que no es, precisamente, el de Santa Fe, en Colombia, le dice a un grupo de niñas entre catorce y dieciséis años:
– Tenéis que levantar la suela para que os desinfecte el zapato, lavaros las manos con hidrogel, dejar ahí en el suelo pelota y colchoneta y luego guardar distancia dentro y fuera de la piscina.
– “Pues oye, tío, tú no eres mi padre, a mi no me tienes que decir como entro o no entro yo en la piscina y, además, te callas porque para eso eres mi empleado”.
– Las niñas entraron porque se armó el follón y porque el empleado de la Comunidad de vecinos, no quiso complicarse la vida y lo que ha hecho es enviar un mensaje al Presidente y otro al Administrador, con lo sucedido.
– Detrás de las “simpáticas” niñas, llega al control un hombre de mi edad. Cuando el empleado le informa de las normas, el veterano aspirante a entrar en la piscina, le dice al muchacho que a él no le echan desinfectante en los pies porque no le da la gana y porque eso a saber que males lleva. Y el tío se cuela con fuerza pegándole un leve empujón al chaval que seguía intentando explicarle la bondad del cumplimiento de las normas.
– ¿Enrique, va a entrar? – me dice el chaval responsable del control de entrada. No, ya me da miedo – le digo – y me he subido a casa pensando en eso que es tan español y tan decadente, de “Spain is different”.
– En el mismo ascensor me acordaba de aquella célebre frase de José María Pemán: “No hay virtud más eminente que el hacer sencillamente lo que tenernos que hacer.”
Ya vamos pasando las fases. Más libertad pero con precaución.
ResponderEliminarBesos.
Mi precaución, María, es no salir hasta que haya antiviral o vacuna. Es una orden de mi neumóloga pues con mi EPOC soy carne de buen comer para este virus.
EliminarUn abrazo
Desde luego da todo un perezón....
ResponderEliminarCasi tanto como salir a la calle, querida Tracy. Tú en tu blog lo explicaste muy bien.
EliminarUn abrazo de miércoles.