lunes, 26 de abril de 2010

Descendieron de los cielos y crearon un sindicato de arquitectos




26 abril 2010
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“Ellos siempre se creen el centro del universo”. Con esa frase, soltada con una mala leche expectorante, un buen compañero cafetero se refería a lo de los arquitectos: 


"Los estudios de arquitectura se han adentrado en la precariedad y el subempleo, arruinando el prestigio social y la idea de calidad inherente a la profesión", denuncia el nuevo sindicato. 

O sea que ahora nos damos cuenta de que hay arquitectos de primera y otros de segunda o esclavos de los primeros. Es decir, los primeros llevan la titularidad del despacho y la gestión comercial del mismo y los otros son los que echan los proyectos adelante. La verdad es que esto parece un país de indocumentados o de amnésicos que solo la crisis les ha devuelto al estado de la razón. Miles de profesionales llevan así toda la vida. Los aparejadores son un buen ejemplo de ello, pero éstos, a diferencia de los Arquitectos de hoy, nunca se han sentido frustrados por trabajar en un despacho de arquitectura haciendo mediciones, memorias, planos o simplemente, haciendo muchas horas. 

Solo la falta de orientación profesional y la magna evolución de la demanda de viviendas del período fatal 1995/2005, ha hecho posible que miles de neoprofesionales en arquitectura hayan pasado al mundo de la decepción y de la precariedad cuando aspiraban a un yate en el puerto, junto al del alcalde, a un proyecto “cubista” y a un despacho en Azca y otro en La Explanada. Es una verdadera putada para ellos, claro, pero me temo que ese mal no es un mal solo para ellos, esa frustración la llevan la mayoría de los nuevos profesionales que nacidos en los 70 se ven ahora enfrentados a la realidad de la peor manera posible. No, hay muy poco trabajo y el que hay es como lo de Zambia, me refiero al color de la piel de sus habitantes. 

Muchas veces hemos hablado de esto, pero nadie se da por enterado, todos siguen queriendo dedicarse a lo que creen es el mejor de los oficios. Todos quieren trabajar en un estudio de arquitectura propio o en un bufete de abogado en el que su nombre se vea en la placa de la puerta de entrada. Nadie da un paso atrás para luego salir a toda velocidad en otra dirección, en la dirección de la innovación y de la imaginación. Nadie se atreve. 

Con todo, lo del sindicato de arquitectos, me da la impresión que es una forma en la que los “divinos”, por fin, han decidido descender de los cielos y poner los pies en el suelo. Y es que las profesiones liberales ya no son lo que eran, un mundo de privilegiados, ahora ya solo son unos mas en el campo de batalla de esta nueva era económica que nos espera en la que la productividad y la eficacia serán los únicos ingredientes a utilizar en la vida profesional de todos ellos. 

Ayer tuve la suerte de poder pasar un buen rato con un Licenciado en Empresariales que, nacido en los 70, no le importa intermediar y organizar la contratación de autobuses para llevar ingleses a su England mientras el volcán llenaba el cielo de humo, aunque le salga mal. Tampoco le importa organizar equipos de limpieza para comunidades de propietarios, o hasta hacerlo personalmente si no hay mas remedio, aunque su empresa lo sea de intermediación inmobiliaria. 

Como decía un viejo Payés del Lluçanés en los escenarios de mi infancia: Los privilegios al cajón y el esfuerzo al tazón o no se come.


****: Historia inventada. Que nadie se sienta identificado, pero si es así, es pura casualidad.



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