jueves, 7 de septiembre de 2023

Maymûm, mi Avi Enric y la ventana del hospital

Imagen creada con la ayuda de Bing


07 septiembre 2023

- Hubiera dado lo que fuera porque el compañero de habitación de hospital, hace ya muchos años, estuviera aquí, hoy, Mamá”. Así lo dije yo a mi madre el día que cumplí los 15 y ya me sentía un hombre. Había dejado de ser Infantil y ahora ya podía jugar con los Juveniles de la DAMM.

- Él, ellos, se acercaba/an cada día a verme mientras yo no podía moverme de cómo estaba, tumbado en el postoperatorio del dolor en el Clínico de la Barcelona del 58. El Doctor Mir y Mir hizo su trabajo, pero Manuel y mi Avi Enric, hicieron mucho más, me enseñaron algo muy escaso.

- Todos iban y venían, pero él siempre estaba allí cuando todos se iban. ¿Él? – ¿Y quién es él? – Él eran dos, mi Avi Enric, que aparecía cuando le parecía bien, aunque yo siempre pensé que él estaba detrás de las cortinas del fondo de la gran sala donde yo yacía y cuando no había nadie, allí estaba él con su fiambrera de aluminio y su tortilla de patatas válida, tan solo, para dioses, para que yo la devorara, aún muerto de dolores y de problemas, con mis nueve primorosos años. El otro era Manuel, un chico negro, o eso me parecía, gordo muy gordo y que andaba con mucha dificultad, hacía lo mismo que mi Avi Enric, aparecía, con su bata de enfermo de hospital, aparecía sin que yo me enterase. Se sentaba junto a la ventana y me contaba lo maravilloso que era el mundo exterior: 

“Enric, hay ahí unos árboles gigantes que están deseando verte, y más abajo, en el jardín, hay un montón de flores esperando que pases tú para cogerlas y así llenar el alma de tu Mamá que bastante está sufriendo, la pobre, con lo tuyo”.

- Manuel era así, a él nunca le venía a ver nadie, o eso me decía, pero que los suyos, aunque estaban muy lejos, se contactaban con él a través del aire que insufla el alma cuando nota que necesita el flujo del adivino que quiere y nos hace creer que algo existe.

- Un buen día Manuel dejó de venir y al otro también y yo empecé a extrañarle, Pensé que se habría enfadado conmigo por mis constantes quejas sobre mis dolores. A las dos semanas me pude levantar y me levanté, me acerqué a la ventana en la que solía sentarse Manuel a contarme cosas y me di cuenta de que la vista era horrorosa pues daba a un patio interior del Clínico. Llamé a la enfermera y le pregunté por Manuel. Me dijo que no sabía quién era. Me salí al pasillo y busqué en la sala contigua, pregunté por Manuel; “Sí, ese chico gordo, muy gordo, negro, o mulato, y que …”

– Una enfermera se arrodilló ante mí, me cogió por los hombros y me dijo:

 “Tu debes preguntar por Maymûm, y tú debes ser Enric. Maymûm era ciego, su diabetes y su obesidad mórbida lo tenían muy atado a este hospital, intentó arreglar sus problemas y no pudo ser, una mañana de hace dos semanas se lo llevaron al quirófano, pero no volvió nunca aquí, se fue a un lugar donde nadie puede verlo, pero me dijo que, si no volvía, pero tú venías a verlo, que no pensaras que se había olvidado de ti, solo se había ido con sus padres a los que hacía ya mucho tiempo que no veía, pero que algún día os volveríais a ver”.

@etarragó


Cinco de mis mejores refugios


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28 comentarios:

  1. Maravilloso, querido Enrique!!! Joder, cuándo sacas estas historias!!! Pones los pelos de punta. Dónde las guardas, cachis!!!

    Me he emocionado. Pero no solo por la maravillosa personalidad de Maymûm, que es realmente maravillosa, todo hay que decirlo. Me he emocionado porque en ti encontro un motivo para ser la bella persona que era. Supongo que al no cumplir los cánones de belleza estética que mandan en nuestra sociedad (en la de antes y en la de ahora, aún peor) no sería bien acogido en ningún sitio. Pero en aquel hospital, contigo, encontro su sitio para ser él mismo, para pagar al mundo con oro el desprecio que seguramente estaba recibiendo de muchas personas.

    La gente así sabe con quien se junta. Y lo supo...

    Una delicia leerte!!! Enorme!!!

    Y un enorme abrazo también, querido amigo!!!

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    1. Gracias, Emilio, eres muy amable. Esa historia y así la recuerdo, siempre la tengo en mi memoria.
      Un abrazo, poeta enamorado.

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  2. Siempre conmueves Enrique, mucho...muchisimo .. y seguramente de niño ya eras capaz de conectar con otras almas que llegaban hasta vos para abrazarte y darte animos, para que lograras por tu mama y por vos mismo tomar impulso y entender que la vida era bella, como ese entorno que pintaron en tu imaginacion y que me hizo llorar bastante al leerte. Fue inevitable recordar una experiencia que tuvimos con nuestro hijo menor cuando tenia 3 años durante la recuperacion de una intervencion quirurgica , en donde comento haber estado en tal lugar con su padrino( recientemente fallecido) , dar detalles de las personas que vio y como estaban vestidas de blanco y las palabras de su padrino diciendole "bajá". En aquella oportunidad nos preocupamos muchisimo , porque luego de pasados los dias y ya en nuestra casa, expresaba querer volver a ese lugar, salia al patio y miraba el cielo. Luego nos explicaron que muchos niños que "mueren una milesima de segundo" que no se alcanza a percibir tienen este tipo de experiencias .. Tu texto( no me preguntes porque , me lo recordo.. Gracias por esa sensibilidad tuya que te habita desde niño y se hace expansiva a quienes tenemos el honor de leerte . Te abrazo muy fuerte

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    1. Ay, querida Eli, en mi texto de hoy, nada más lejos de querer traerte recuerdos dolorosos, pero tu comentario me ha llenado las mejillas de alguna lágrima contenida. Emocionarse es tan necesario como la misma vida, esas emociones nos ayudan a mejorar nuestra forma de sentir, de amar y de agradecerle a la vida que siga con nosotros.
      Un abrazo muy fuerte.

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    2. No Emilio, quizas me exprese mal.. no son recuerdos dolorosos .. son experiencias que guardamos como "distintas, particulares" pero ese encuentro con los que partieron, nunca es doloroso. Va otro abrazooooooooooooo

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    3. Cierto, nunca lo es, querida Eli.

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  3. Pobre niño pero por lo menos hizo un amigo. Te mando un beso.

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    1. Así es, querida Judit, un amigo para toda la vida y yo lo tengo siempre en el recuerdo.
      Feliz viernes, escritora.

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  4. De hecho, es una amistad notable e inolvidable, muy bien descrita y contada.
    Mi gustó la leer, amigo ET. Abrazo.
    ~~~~~

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  5. Al menos su estancia sirvió para ayudarte. Un beso

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  6. Guau, amigo, una historia plena de ternura y, al mismo tiempo, de una inmensa tristeza... Nos haces pensar...
    Un abrazo

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    1. Historias que no consigo borrar de mi memoria, Ildefonso.
      Un abrazo, maestro.

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  7. Por cierto, quizas Bing sea algo así como una I.A. Si es así, veo que te estás animando a estas cosas...

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    1. Es lo más parecido a la IA, de hecho, yo creo que es la IA de Microsoft, Maestro.
      Funciona bastante bien, para acertar has de redactar muy bien tus intenciones y luego mejorar con retoques, siempre por escrito.
      Feliz sábado noche.

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  8. Hola Enrique! Ya estoy de vuelta después de dos meses de descanso bloguero. Tu historia me ha hecho llorar y no poco, está llena de una gran ternura.

    Abrazos.

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    1. Viene bien un buen descanso bloguero, Conchi. Espero leerte cuanto antes.
      Un abrazo.

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  9. Entrañable historia amigo.
    Está para el lagrimón por cierto.
    Deja una mezcla de sentimientos y , con tu estupenda manera de contar, el final se siente, al menos yo lo siento así, con mucha ternura y hasta alegría por sus protagonistas. Porque se encontraron, porque se acompañaron y porque el que partió lo hizo en paz y el que hoy nos cuenta la historia tiene un hermoso recuerdo y afecto por ese amigo que sigue vivo en su corazón.

    Abrazo, espero que hayas disfrutado del "viernes la nuit" y que tengas un apacible finde

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    1. Qué lindo lo has descrito, dulce Lu, así es, sigue vivo en mi corazón.
      El viernes la nuit, genial. Solo hay una gran nube negra cual es que sigue el calvario de uno de nuestros mejores amigos de ese club de los viernes que desde el día 2 de agosto anda luchando con un tumor cerebral cuyo tratamiento está siendo de muy mal llevar para él y para todos. Seguimos rezando por él.
      Un abrazo, dulce Lu.

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  10. Soledad y ausencia transpira tu texto. Me evocó mi estancia en un internado en Compostela. Había niñas a las que nadie venía a ver, se aferraban a sus amigas y mitigaban la tristeza. La emigración dejó marcada a fuego secuelas.

    Un beso.

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    1. Cuanto lo siento, Ilduara, esas situaciones suelen no olvidarse jamás.
      Un abrazo muy fiuerte

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  11. Día domingo y me coloco al día con los amigos que suelo visitar…¡Qué historia más conmovedora querido Enrique!…En los hospitales nacen y crecen relatos tan hermosos como este. Allí, el dolor se comparte y se convierte en un algo en común. Se puede sentir lo mejor del ser humano. Se puede también experimentar situaciones llamadas paranormales, lejanas a lo que nosotros percibimos como realidad. Lo viví con mi madre cuando ella estuvo hospitalizada. Vivió cosas sorprendentes. Nunca estamos solos.
    Abrazos estimado Enrique

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    1. Gracias, Tatiana, dices bien, nunca estamos solos.
      Un fuerte abrazo.

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  12. Enrique, estremecida entrada, pero ejemplificante para no dejar pasar la fuerza de la amistad. Un abrazo. Carlos

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    1. Gracias, Carlos Augusto.
      Un abrazo, fiel seguidor y lecpor.

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