04 septiembre 2023
- Mismo lugar y misma hora, es increíble saber lo que se puede aprender solo escuchando las conversaciones que la gente cruza, sin ninguna reserva, en una cafetería, de cualquier clínica, a las 8:30 h. de la mañana.
- Hoy no ha habido, o no he oído, grandes conversaciones, pero me ha tocado en suerte, en la mesa de al lado, una chica de unos diecimuchos. Llevaba una “codera”, (no sé si se llama así, pero es eso que suelen llevar muchos jugadores de Baloncesto en los codos), ella no paraba de manejar un teléfono, con lo cual competía visualmente, me refiero a la vista del entorno general, competía, digo, conmigo, pues yo andaba a lo bestia con mi smartphone, como a destajo, con mi Twitter, mis correos y mis cosas, como un niño de esos de la era digital.
- Así las cosas, la simpatiquísima chica que dirige el local, junto a otra que es igual de eficiente, pero que se ríe algo menos, nos dice, a ambos; “vaya afición, ¿eh?”, yo he sonreído, (eso ha hecho que me sintiera como si tuviera 30 años menos), pero inesperadamente mi vecina de mesa, que no apartaba la vista, ni las manos, de su teléfono, ha soltado, con un tono de corte angustioso: “es un cab..., no vendrá”, a continuación, suelta el teléfono y pone la cabeza sobre la mesa.
- La Directora del Local, poniéndole una mano sobre el hombro derecho, le pregunta; “¿te pasa algo?”; no, bueno; sí, pasa que hemos quedado con la Ginecóloga a las 9 y son menos diez y el muy … (susurró algo que entendí, pero que no reproduzco por si me equivoco). Todo eso lo estaba contando mi vecina mientras ponía sus manos sobre la cara y sin disimular su excitación, al final ha soltado una especie de sentencia; “NO VENDRÁ, se ha acojonado, no vendrá”
- Pero entonces, justo entonces, cuando ya creía yo que todo iba a acabar mal, muy mal, aparece por la puerta trasera del Bar un hombre de unos veintipocos años, con cara de niño, pero un tiarrón de casi dos metros, que, teléfono en mano, tras una titubeante exploración visual del local, es reclamado por mi vecina de café de hoy con un; “Cris, cariño, estoy aquí”, y el tal Cris se acerca a la mesa de mi vecina, le da un gran beso en el morro y entre sollozos y besos, un “puta batería del teléfono” y un “vamos cariño que llegamos tarde”, se han marchado a toda velocidad el tal Cris y mi reanimada vecina rumbo a la salida del local y a la felicidad.
Cinco de mis mejores refugios
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Que tierna historia. Yo pensando mal del chico. Te mando un beso.
ResponderEliminarA mí me pasó lo mismo, Judit, para como están las cosas hoy, parecía creíble que el muchacho no vendría.
EliminarAl final, la directora del local y yo, soltamos nuestras lagrimitas.
Un abrazo, escritora.
Otra gran historia al estilo "Enrique el contador de historias con alma"
ResponderEliminarA mi me encantó, y la moraleja sería : NO SIEMPRE LA TECNOLOGÍA ES FIABLE
O, podría decir también, ese vicio del teléfono y el "segundo a segundo"
Felizmente yo no dependo EN LO ABSOLUTO DE ÉL.
Si la chica en vez de estar pendiente del aparatejo se hubiera tomado un rico café mientras leía algo (un libro por ejemplo) no hubiese caído en tal desesperación y enojo.
Como sea, muy buen "informe de la situación" jaa
Abrazo ¡feliz miércoles!
Soy un fotógrafo frustrado y por ello hago fotos con palabras, dulce Lu.
EliminarGracias, eres muy amable conmigo, siempre lo eres.
Un abrazo.
Sorry, dulce Lu, las nuevas tecnologías de la comunicación son de buenas o malas como todos los inventos cuando no sabemos manejarlos. Imprescindible un aprendizaje que en las escuelas no se explica.
Eliminarjajajajajjjajajajajja Algunas veces esto de los moviles nos pone en situaciones que pueden llegar a ser verdaderos malos entendidos , y en este caso puntual obviamente la "niña" jugaba con una ansiedad imperiosa por estar acompañada en esa situacion particular.. Bien por el joven que aunque tarde llegó , con ese beso , borró todo lo anterior.,..y ya felices y contentos partieron..
ResponderEliminarTu vida mi muy querido Enrique está llena de grandes y pequeñas situaciones, muchas anecdoticas, pero todas con un aprendizaje. Vos tampoco nos faltes nunca, porque aqui sos nuestro maestro, un ser absolutamente especial e imprescindible. A cuidarse muchoooo y a reir como todos los dias !
Gracias, querida Eli, por reírte, por aconsejarme, por animarme y por estar siempre ahí. La vida de todos está llena de anécdotas que se suceden una tras otra a nuestro alrededor, a mí me gusta saborearlas, entenderlas y si muestran alguna enseñanza, recordarlas en mi libro.
EliminarUn abrazo muy fuerte, querida Eli.
Pensé que no iba a aparecer, conozco un cobarde.
ResponderEliminarUn beso.
Yo también lo creí, Ilduara. Cuando llego el tal Cris ... me emocioné.
EliminarFeliz miércoles
bueno, la felicidad también deja sus lágrimas. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarPara ser feliz, antes hay que llorar, Carlos Augusto.
EliminarAbrazo.