Professional Love

18 marzo 2011

Cuando llevas tantos y tantos años trabajando y organizando al equipo que te rodea, terminas comprendiendo que, con unos mas que con otros, acabarás entablando una fuerte y estrecha relación que aunque algunos acaben confundiendo, no es lo normal, pero que es tan fuerte como los son las muchas y extraordinarias vivencias que cualquier humano tropieza en su camino profesional y/o laboral. El equipo está formado por un grupo que se mueve según se les deje y se les indique, llevarlos bien es una mezcla entre el cumplimiento de los objetivos colectivos y el desarrollo de los personales con eficacia, placer y sentimiento. Trabajar a gusto es tan placentero y extraño como el sexo por amor de los casados. Si no consigues ese éxtasis es inútil pretender organizarlos.

Convivir algunos extremos impensables, tanto particulares como profesionales con el equipo, forma parte de esa dulce trampa que todos los que triunfan en el mando y en la organización de equipos, aplican. Se vive y se aprende, en la vida profesional, de los éxitos y de los fracasos, pero hay algo que yo aprendí, habiendo pasado por un lado y otro de la mesa del mando, desde que comencé mi vida profesional: “Te tienes que enamorar de tu equipo para que todo funcione y, claro, como todo amor, éste debe ser correspondido” – si no lo consigues o, al menos, con aquellos que no lo consigues, la relación con esa parte del equipo no funciona. Si no hay comunión no hay equipo si no hay Love Profesional, nada funciona, así lo creo y así lo intenté hacer siempre y aunque no en todos los casos, a  mi me funcionó y ese es el camino o eso creo.

Ayer me puse de acuerdo conmigo mismo para recordar viejos tiempos con alguno de ellos detrás de una buena comitulia. Gracias a todos fueron unas horas estupendas e inolvidables.

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