jueves, 31 de mayo de 2012

El Cuento de Las verdades y/o el Cuento de Los Dos hermanos


31 mayo 2012

Una loable, pero extraña, costumbre de algunos de mis amigos y, a la vez, seguidores de este Blog, consiste en hacer los comentarios a cualquiera de mis bloguerías a través del correo-e. Dicen que es una forma de no tener que mostrar públicamente cual es su sentir al respecto de cualquier parecer o tendencia que aquí se exponen o relatan, según el caso. Pues bien, las cosas así y a cuento de lo de “seguir empujando” que ayer alenté a todo aquel que quisiera escucharme en una de mis bloguerías, lo cual ha sido duramente contestado por la mayoría de esos correos-e recibidos, contaré aquí con lo que respondí a casi todos con ello, lo cual hice con un cuento que mi querido Agustín me contaba en mi infancia para enseñarme a administrar los tiempos a la hora de tomar decisiones vitales.
He aquí el cuento, que no concluye con el esperado final feliz, aparentemente, pero si lo es, además, las consecuencias de futuro no se explican pues son irrelevantes en el momento en que se produce el acto importante y mensaje de fondo del cuento. Yo lo he bautizado, con el tiempo, como …
El Cuento de Las verdades y/o el Cuento de Los Dos hermanos: 
Dos hermanos, uno muy golferas y escasamente comprometido con responsabilidad alguna y otro un puro ejemplo de responsabilidad y buen hacer, bajan desde la casa Pairal a su terreno, al final de la ladera, con una carreta para cortar y recoger verduras del huerto y forraje para darle de comer a la familia y a los animales. Al llegar al terreno, el hermano golferas se dedica a contemplar el cielo azul y a matar hormigas mientras el otro hermano se encarga de la casi total tarea a la que habían venido al terreno. Una vez cargada la carreta empiezan el ascenso por la cuesta, cada uno empujando desde cada palo de la carreta a la casa Pairal, pero a un tercio de la cuesta el hermano golferas abandona y se monta en el carro. El hermano responsable, advierte el peligro y la poca vergüenza del hermano golferas, pero sigue empujando pues si deja de hacerlo el carro pasará por encima de él y la familia y los animales se quedarán sin alimento. 
Pairal: Casa paterna en Catalunya

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