23 octubre 2013
Sales de tu caparazón y ves que el tiempo no acompaña tus intenciones de andar volando por el paisaje o las de andar buscando asiento a las muy disminuidas nalgas, por aquello de ... "Enrique, ya sabes lo que te dijeron en La Fe, no andes mucho que te desgastas la cadera" y yo, muy obediente que soy, me siento en el borde de la barandilla de piedra del paseo de la Playa y me advierto que aunque llueva yo seguiré ahí, siempre lo hice, nunca me arrugué y aquí estoy, tan feliz y tan seguro como siempre y eso, aunque suene a tambores celestiales, es lo que siempre quise creer.
La tormenta no debe alterar nuestro destino, solo te moja.
Enviado desde Note II
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Jooooder que verdad es , y perdon por el taco,..Un abrazo
ResponderEliminarGracias, David, por tu comentario y tu generosidad. Un abrazo
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