Reencuentro con la luz

25 julio 2014

Dicen que es difícil buscar las palabras para expresar lo que siente, pero yo siempre he creído que, cuando se siente, son las palabras las que nos buscan. Una posición aletargada en búsqueda de las sensaciones que produce la intensa luz que ofrece la sensualidad,  no parece un acto de solemne aburrimiento o decepción,  nada de eso,  nada como hacer propios los más sutiles sentimientos escondidos en la maleta de las dudas para darse cuenta que la luz que nos llama está siempre cerca, muy cerca, tanto que, a veces, no sabemos verla.

Vaya este saludo extrafísico para todos aquellos que llegado el momento de la reflexión y del obligado descanso que merece la regeneración de las heridas sufridas en el combate de la vida, deben enfrentarse a ello sin haber aprendido a esperarlo. Va por ustedes, por su heroicidad y para que no olviden que la vida es mucho más que una lucha por el ser o el querer ser. La vida es eso que casi nunca hemos aprendido a saborear hasta que nos damos cuenta que se acaba. Quizás, eso, debieran explicarlo en primaria o cuando malgastamos nuestro tiempo y nuestros sentidos, en cuestiones absolutamente crematísticas.

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