10 marzo 2021
-Me fui bien temprano a la farmacia pues es cuestión de evitar aglomeraciones. Empiezan temprano, a las ocho, y a y diez, yo ya estaba allí.
-El mancebo de la farmacia me dice: “No te vacunes, Enrique, he estado cuatro días con fiebre de más de 40º” – ¿Pero ahora estás bien? – le dije. Muy bien, me contestó. ¿Entonces?
-Le he preguntado con qué vacuna le inyectaron y me ha dicho: Astra Zeneca.
-Me paro a comprar la prensa del día en una de mis tiendas del deseo y es allí donde uno de los asiduos y aburridos concurrentes de la mini tertulia de la mañana, lanza su mensaje a la concurrencia, sin que nadie pudiera evitarlo: “No debiéramos quejarnos de nada, nuestros padres lo pasaron peor”. No sabía si lo había escuchado y ni siquiera, si lo había entendido, pero asentí y me fui… pensando en ellos.
-Me acordé de una cita de Octavio Paz que siempre recordaba mi Madre cuando se refería a mi abuelo Enrique, su Padre: “Amamos a un ser mortal, como si fuese inmortal”. Y con ese pensamiento voy a vivir hoy este espléndido día de cuasi primavera, aplaudiendo su llegada y animando a que sus sucesores hagan el milagro de ser capaces de seguir sus pasos.
