miércoles, 20 de abril de 2011

Ernesto




20 abril 2011


En los ochenta, en la misma Rambla Méndez Núñez de Alicante, ahí estaba el Banco Hispano Americano de toda la vida, donde ahora está la casa del Ninot o algo así, casa del Pueblo y de Las Hogueras, lo cual acabó así por gracia y obra de las constantes crisis bancarias de las ultimas décadas y como única solución posible a sus males, que fue su venta al mejor postor tras la fusión con el Banco Central.

Entonces, en ese museo de la Banca viva, ahí estaba de Director mi amigo Ernesto Molina, bancario por excelencia y aún mejor persona. Vestía como lo podía hacer un Cubanito de lujo en La Habana, completamente de blanco, zapatos incluidos, moreno Sanjuanero y un verbo exquisito. A mi me tenía cautivado, era un ejemplo, como un mito, si no conocías a Ernesto, el del BHA, entonces no conocías a nadie en Alicante.

A Ernesto Molina lo jubilaron con cincuenta y pocos, fue de las primeras víctimas de las inagotables fusiones bancarias de la época y que aun no han concluido, como todo el mundo sabe y conoce aunque le puedan dar arcadas, pero entonces eran otros tiempos. Ernesto tenía toda una vida por delante y una magistral sabiduría empresarial la cual iban a enterrar los de los Bonux, por muy ininteligible que pareciera, visto, eso sí, desde el mas puro aspecto profesional y laboral. Costaba entenderlo, pero lo hicieron, igual que con otros muchos, sin darle mucho bombo, pagaron bien y los pusieron a todos en casa y en la calle. Con ello enterraron a la Banca de Siempre, con ellos se fueron las buenas formas y la cortesía del trato, con Ernesto, con los muchos Ernestos, murió la Banca Tradicional y con ello las ganas de sonreír en el interior de una Entidad de Crédito.

Hoy me he encontrado a Ernesto en Carrefour SJ, ahí estaba como siempre, mas de veinte y muchos años después, con la misma sonrisa, con la misma alegre y cordial conversación, morenazo, como siempre. El vive y ha vivido en una nube desde que le dijeron adiós en el BHA. Se le ve feliz y lo ha sido, fuera del Banco, sin su amor de toda la vida y nosotros, lástima, nos lo hemos perdido. ¿Sirvió de algo que una formada y veterana generación de bancarios se les mandara a la prejubilación para deshonra y mejor venta de las concursadas entidades bancarias de la época? – Ni lo sé, ni se si me importa, lo que me preocupa es que esa técnica no parece tener fin e, incluso, hoy, diría que con mas fuerza que nunca.

Ernesto pasea, a diario, por la Playa San Juan, por la orilla, todos los días del año, por la mañana temprano, desde El SIDI hasta Campello y sigue así, año tras año, si queréis verlo, acercaros, da gusto verlo, sigue estando al día de todo, o de casi todo, y sigue siendo un placer de dioses charlar con él.  Gracias Ernesto.

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2 comentarios:

  1. Cada uno encajariamos de una manera lo que le ocurrio a Ernesto. Si uno se cree imprescindible y no tiene otras "distracciones" seguro que cosas como está le ayudarian a caer. Incluso les puede pasar como a mi amigo Emilio (e.p.d.) que nos dejo despues de pre-jubilarlo de Repsol siendo Ingeniero Jefe en su ciudad natal.Estoy seguro que ayudo mucho la depresión posterior a este hecho, a pesar de tener una gran familia, posibles y una vida a mi entender plena en amigos y distracciones. Otros como Ernesto y yo me incluiría sabriamos transformar lo supuestamente trágico en alegria. Dicho lo cual, si resulta triste que gente con ese bagaje, experiencia y entrega no sean aprovechados mejor desde las empresas.......pero como en la vida, nada es permanente, salvo la parálisis mental de algúnos directivos.

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  2. Esa será virtud, la que tú resaltas, convertir lo trágico en alegría. Gracias, argy. Me ha gustado tu comentario y no solo por ser tuyo, qué también, me alegra que lo hagas a tu edad, eso es lo que tiene valor.
    Un abrazo y ojo con el paraguas.

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