04 enero 2015
Ayer, mientras veía con que ilusión y ganas, niños y padres como arrasaban en los centros comerciales, haciendo los últimos encargos a los RRMM, alguien me puso sobre el plato de la reflexión esta bonita, triste y alegre, presentación, y digo alegre para quien pueda entender que no todo se basa en el consumismo, en el tener lo que no se puede y hasta en el querer poseer algo por el simple hecho de poseerlo.
Mañana llegan los RRMM, y todos los niños y mayores que aún lo queremos ser, pongamos un zapato bien grande en el balcón, para que en él quepan, queridos RRMM, todos esos sentimientos que anhelamos, que buscamos y que no siempre encontramos.