lunes, 28 de enero de 2008

El Aparejador y la dulce sensación de serlo



En Alicante a, 28 de enero de 2008

El Aparejador y la dulce sensación de serlo



“El talento, en buena medida, es una cuestión de insistencia”. (Francisco Umbral)


Meditando sobre el contenido de la Charla que el pasado 7 de noviembre tuve el honor de poder impartir a unos setenta colegas en la sala de Actos de nuestra querida Sede Colegial, sobre asuntos de viabilidad inmobiliaria y la necesidad que tiene el sector de profesionalizar a su clase empresarial, me daba cuenta que la charla la había centrado en conseguir demostrar que las incertidumbres que hacen flaquear el éxito de las operaciones inmobiliarias no empieza con la instalación numérica de distintos parámetros, más o menos equivocados o acertados, en una hoja de negocio y/o de estudio. Un mismo estudio puede ser malo o bueno según quien desarrolle el negocio. Una empresa con profesionales preparados, hará buena esa hoja de negocio y otra con escasos recursos, y/o escasa preparación, los hará malos o muy malos. Por otra parte, la charla pretendía hacerle ver a mis colegas que el mundo empresarial necesita mucho, muchísimo diría yo, de la presencia del Arquitecto Técnico, tanto como por ser un, ya clásico, candidato al máximo cargo del empresariado profesional del sector, como por la decisiva influencia, que como técnico tiene en el desarrollo del proceso edificatorio.

Reflexionando mucho, entonces y ahora, sobre la importancia del mensaje a lanzar en dicha charla, creí entonces que era conveniente que, en la misma, intentara aclarar a los meritorios asistentes que deben aplicarse en la formación continua de sus conocimientos y sacar adelante su actividad profesional y sus negocios, cuando los tengan, con mayor calidad de acabado y de servicio al cliente que el que el sector muestra en la actualidad.

Hablé de Calidad Total, en mi charla, y no sé si conseguí trasladar al grupo presente que nuestro sector está en franca recesión en cuanto a su aplicación se refiere. No ha existido una política adecuada, por no decir ninguna, de formación profesional ocupacional en nuestro sector en los últimos decenios, no hay operarios, no hay especialistas y lo que es aún peor, no hay encargados de obra y, con ello, no hay quien asuma la responsabilidad del hacer cumplir aquello que solo nosotros sabemos que es, hablo de las normas de la buena construcción. Seguramente los políticos lo han hecho posible pero los empresarios y los técnicos con responsabilidad lo han/hemos permitido. Un buen amigo, empresario y Aparejador, me decía hace ya muchos años que donde hay una obra mal hecha, siempre ha habido un técnico que no la ha sabido hacer crecer.

Si, si, ya se que es difícil moverse en el mundo profesional sin perder algunas plumas de la dignidad profesional ya que si nuestra actitud, la del Arquitecto Técnico, si no es mínimamente sumisa frente a los intereses empresariales, puede costarle ciertas mermas dinerarias y/o laborales a cortísimo plazo, pero no por ello tenemos que decaer en el empeño de redirigir nuestras actuaciones hacia un futuro mejor. Movámonos en esa dirección, aún estamos a tiempo, no dejemos que nadie nos usurpe esa responsabilidad, dejemos de consentir, hagamos algo para evitar que las cosas sean como se ven, no nos dejemos convencer con facilidad, luchemos para que no se permitan ciertas prácticas en los acabados de nuestras obras que hacen que no se note nuestra actuación.

Debemos mejorar mucho, muchísimo, en nuestro sector y el Arquitecto Técnico tiene mucho que decir. Siempre lo hemos hecho cuando nos ha parecido necesario. Salimos al frente de los problemas que constantemente genera nuestro sector mientras otros colectivos no hacían nada. El Libro de Control y La Planificación y Control de la Seguridad es un buen ejemplo de ello. Seguramente pensaban que con esa actitud nos convertíamos, a beneficio de otros colectivos implicados, en la necesaria “carne de cañón” de la futura actuación represiva, desorientada y mal llamada ejemplarizante con que se persigue, judicial y socialmente, a nuestro colectivo. Recuperemos aquella capacidad de, organizar, dirigir y, a veces, hasta de imaginar los proyectos con que siempre se ha distinguido nuestra noble labor. Estamos muy necesitados de ello en nuestro querido Sector. En ello, no obstante, debemos esforzarnos todos, empresarios y técnicos, políticos e instituciones, incluso los que impulsan la formación y los que ya hemos pasado por muchas decepciones, ilusiones, éxitos y frustraciones como yo mismo, para que este sector de nuestros amores recupere la imagen que perdió hace ya demasiado tiempo. Ahora es un buen momento para que los profesionales disfruten de sentir la dulce sensación de ser Arquitecto Técnico, ya que ahora tendremos que agudizar el ingenio para poder recuperar las metas previstas en los dogmas que nos inculcaron en aquellos duros, ilustres, costosos y largos años de Universidad.




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