Antonio el abogado, el Red Bull y jauja

27 marzo 2009: 

Dos COSAS: La primera es que me estoy convirtiendo en una especie de servicio público familioamicular, es decir, esto es Jauja, (en el valor mas estricto de su definición), y la segunda es que todavía hay amigos de los de toda la vida.

Por cierto, ¿Qué es Jauja?

Jauja:

Se aplica a un lugar o a una situación en la que hay bienestar y abundancia y, por extensión, a un lugar donde todo está permitido. Se trata de una alusión al valle de Jauja, en el Perú, descrito por cronistas coloniales como una tierra de abundantes riquezas naturales.

En una carta del escritor granadino Ángel Ganivet, fechada en 1882, ese autor parece optar por la segunda opción:

"Una sociedad cuyo objeto fuera realizado permanentemente, compuesta de individuos que viviesen sin objeto determinado, y gobernada más por la fuerza de las cosas que por el arbitrio de las personas, sería una verdadera Jauja.
Jauja es hoy una provincia del Perú, que está situada en la provincia de Junín."

Siguiendo con lo primero, un amigo me pide que publique este pps que debiera ser muy preocupante, especialmente para aquellos ínclitos ejecutivos agresivos multimedia de mis amores, que creen, (yo creía, también), que la salud humana podía ser de goma.

    

   Red Bull from Enrique Tarragó

En cuanto a lo segundo hoy he visto a uno de los de la foto de abajo, Antonio, el abogado de mi vida, siempre ha estado ahí, cuando ha hecho falta. “Cualquier día comemos juntos”, - , “Cuando tu digas”, - siempre muy alicantino él. Antes tomábamos algún medio bocadillo, vaso vino y un café en el bar de la esquina de Ángel Lozano, no había tiempo para más y era el único momento en el que podías hablar con él con algo de tranquilidad, pero eso si, en 20 minutos, no había más tiempo. Inolvidable. Hoy en una hora escasa hemos repasado muy poco, casi nada, pero ha valido la pena volver a verle.

Por cierto; menudo equipazo el de la foto. Era el mes de diciembre de 1993, éramos invencibles y lo mejor es que nos lo creíamos.

Lo que hablábamos hace dos días, hacedme caso; pocos pero escogidos, sin aspavientos, sin alharacas, sin prometernos nada, pero, cuando los necesitas, ahí estarán.

Gracias Antonio.

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