Los viejos amigos, nunca te dejan, ni los dejo ni dejo que lo hagan.

16 octubre 2009:  

Claro, he comenzado a contarle esto, esta mañana, a un amigo de ,los que ya no hay, y se ha pensado que le estaba loando a él.

Pues NO, o mejor dicho; Esta vez no era a él. Esta vez estaba hablando de aquellas cosas que habitualmente usas y que las repones por otras, más modernas, dándote la impresión que las cosas aún pueden ir mejor.

Pues bien, la cosa es casi siempre así, o como diría mi amigo Antoine; Quizás sea todo lo contrario y a nadie le va a molestar. Se trata de loar, esta vez, a mis queridos y fieles servidores, aquellos que durante mucho tiempo me han servido bien y que, por una u otra razón, acabé mandándoles al cajón de las cosas antiguas. Nunca tiro nada, todo lo guardo. Claro eso provoca que, con los años, necesitas mas sitio para guardar a todos aquellos viejos servidores que a las propias de un trastero al uso.

Estoy hablando de todas aquellas máquinas y maquinitas que durante muchos años me han servido para aprender a comunicarme y para estar siempre en la parte alta de la ola informativa.

Recuerdo que ya un viejo compañero, catalán él, me llamaba el Delegado Activo-Joven-Multimedia, y cada vez que me veía me pregunataba; “Enrique, ¿qué máquina nueva me vas a mostrar hoy?”

Siempre, es una de mis aficiones, tengo al día el funcionamiento de mis 6 PC y de mis 14 viejos teléfonos y SmartPhone. Es un culto a los que me sirvieron bien y una distracción muy edificante. De ellos, aún hoy, sigo aprendiendo.

Precisamente hoy, gracias a dos de ellos, estoy sobreviviendo en mi mundo virtual y de comunicación con el mundo exterior. Se trata de mi viejo y grandioso Vaio 16 y de mi también viejo Smartphone Qtek 9000. Con ellos estoy pasando este triste, pero nostálgico, día lluvioso que por novedoso se hace querido. Tanto como mis viejos compañeros, mis viejos amigos. Mientras ellos me sirven, el vigoroso y moderno PC, sigue reparando sus motores lo cual puede hacer, gracias a aquellos.

A veces, conservar lo viejo, te permite seguir viviendo.

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enriquetarragófreixes