miércoles, 3 de marzo de 2010

¿Inglaterra está peor o igual que la Spain?. El descanso del guerrero y por favor: ¡Salvarme la vida!


3 marzo 2010

Despertaba hoy con la noticia de que Inglaterra, la que cuya prensa económica se mofa de la política ídem del ZP, resulta que está, pues como la griega y como la hispánica. ¿Es que ya somos todos iguales? – “Y yo que guardaba las libras esterlinas como si de oro se tratara”, me decía uno de los “cafeteros” de esta mañana.
A continuación he aprovechado la ocasión para aconsejarle a mi compa de café de hoy, lo mismo que hacia el Gobernador Civil de mi infancia cuando querían que no tuviéramos mas pensamiento que el del FEN, del Vela y Ancla, y el del Alcázar: “Hay que viajar menos y leer más el periódico”. Y claro, como no lo ha entendido, he tenido que apostillarle lo de siempre; “La globalización, amigo, la globalización”. El caso es que se ha quedado con ganas de decirme algo, pero, afortunadamente, no lo ha hecho y me he ahorrado tener que contar otra entelequia de esas que, últimamente, me salen que es un encanto, y eso si, quedándome tan ancho, tanto que hasta yo me las creo.


Luego vuelvo a meterme en el Blog de Pepe, el de las mil y una noches, y releo algo que ayer noche hizo que las hormigas se colocaran otra vez debajo de la dermis de mi espalda y de mis mejillas. Pepe es un ejemplo a seguir en lo profesional y en lo personal y la suerte será de todos aquellos que están cerca de él. Os dejo una esencia de su último post:

  • Este blog es una muestra de que las cosas van palante y ya no hay marcha atrás. Como sabéis, a finales de noviembre me embarqué en una aventura profesional fuera de nuestra tierra que ha superado con creces lo meramente profesional y se ha instalado en el terreno de lo humano. Y allí sigue. La montaña rusa de sensaciones no para. La última semana de estancia en Arabia pareció una tortura de tiempos.
  • Los tres meses menos una semana transcurridos pasaban a ser una semana que duraba tres meses. Pero llegó el día, cogí el avión dirección a París y, después de dos semanas más de espera en el aeropuerto, despegó. El vuelo, inicialmente previsto según el sobrecargo en seis horas cincuenta minutos, duró, imagino que por la tormenta imperfecta, unas tres semanas más.
  • Pero llegué a París. Una vez allí la escala prevista de unas cinco horas se convirtió en cinco meses. Y llegó la salida hacia Alicante. Un corto vuelo de dos horitas se transformó en unas ciento veinte miradas al reloj para ver cuándo c... tomábamos tierra. Y allí estaba ya, ya habíamos llegado. La maleta, pues eso, tardó unas catorce horas en salir pero salió.
  • Camino a la sala de espera me temblaban las piernas. Los cien metros que transcurren entre recoger la maleta y la puerta de salida se convirtieron en cien kilómetros. Hasta que se abrieron las puertas correderas y con mi miopía creciente busqué una cara amiga. Me encontré, claro está, con algo más que una amiga. Me esperaba mi amada L desde hacía, me confesó, unos dos días, lo que habían tardado en transcurrir los últimos veinte minutos de espera.
  • Después mi padre, mi madre y, como no, el enano P. Después de un reencuentro dubitativo no pudo contenerse y se echó en mis brazos. Me pareció estar volando entonces. Y así volamos todos juntos hasta el restaurante para degustar un poco de jamón del bueno y una cervecita fresquita. Por fin. El cansancio había desaparecido de golpe, se quedó en el avión.

Salvarme la vida:

Pero lo que realmente mas me ha preocupado, es la noticia de que en España nos ha dado por matarnos, pero suicidándonos, resultando que el número de muertes por este motivo ya supera a las de tráfico.

Son gente desesperada, que no disfruta de las cosas y que piensa que nunca saldrá del pozo en el que está metido”.

Hay que estar muy desesperado para decidir tomar ese camino. Quizás debiéramos estar mas encima de todos esos seres amigos, y no tan amigos, a los que vemos languidecer sin que hagamos nada por ellos.

Esta mañana, me contaba uno de mis asiduos del café, que un primo suyo de Albacete se iba a tirar por un barranco, con toda la familia dentro de su coche, pero en el último momento frenó y, aunque se dio un buen tortazo contra la valla, lo puede contar. Ingeniero en paro desde hace nueve meses, chalet de lujo con PH también enorme, su Cayenne en leasing, tres hijos, 39 años y mujer embarazada de 30 semanas …Unos días antes estuvo hablando con él, con su primo, y ya le pareció que andaba poco fino y con manifestación de gran desesperanza. “Yo tenía que haberlo visto venir, Enrique”, me decía mi cafetero amigo a la vez que he notado en él cierta oculta desesperanza. Le he preguntado algo así: ¿estás bien, tienes algún problema? – El caso es que después de un corto silencio se ha puesto a contarme, durante 20 minutos, sin parar, todo lo suyo y …
Cariño ya estoy aquí, hoy voy a trabajar en casa. Así he terminado mi mañana de hoy. Tengo la sensación de que hoy he hecho mucho, estoy cansado, muy cansado.

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