sábado, 1 de mayo de 2010

El amor ese implacable alimento de la vida en pareja, ¿o no?


Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.  (Martin Lutero King)
01 mayo 2010     -     17 julio 2016

Anoche, en mis tertulias de los viernes, una buena vecina de mesa me contaba que le maravillaba conocer a gente, que como nosotros, se refería a Maribel y a mí, pudieran llevar 44 años juntos manteniendo, al menos en apariencia, una enorme ilusión por seguir juntos. Pasados los primeros rubores que un regalo así te puede crear, intenté quitarle mérito al asunto diciendo que eso es la suerte de estar del lado del amor, es decir, el amor, bueno, eso que unos pocos aún llamamos amor, no nos ha abandonado. No sé, me parece que eso me sale, nos sale, sin esfuerzo, es una suerte, hay gente que no lo siente, ni puede evitar dejar de sentirlo, por lo que, quizás, lo mejor que pueden hacer es lo que hacen, dejarlo. Vivir sin amor es un martirio, mantener una relación por los hijos, por el “que dirán” u otras estupideces, me parece una solemne tontería y un vía crucis absolutamente innecesario. A los hijos se les traslada lo que los padres hacen, si entre éstos no hay amor, ni que decir tiene que los hijos aprenderán a vivir sin amor. Es mejor dejarlo cuando aún no hay daños mayores.

Por tanto nunca se me ocurrirá criticar a nadie que ante la ausencia de ese alimento principal, el amor, deja en un lado de su camino una o varias relaciones consecutivas, como, desgraciadamente, es el caso de muchos que nos rodean. Nada de eso, al contrario, es un acto de valor el hacerlo. La gangrena, cuando aparece, lo mejor, para curar el mal principal, es cortar por lo sano, ¿verdad?.

Pero, quizás, lo que no resulta tan entendible es con la banalidad y trivialidad que muchas parejas afrontan su relación, confunden un buen polvo con el amor, se aparean en lugar de enamorarse, viven en su ego y su autocomplacencia, pero eso no es mas que el reflejo de lo que la sociedad de la abundancia a aportado, también, a la vida de pareja. El “yo primero” y el “solo yo importo” que vemos en los modos de nuestra sociedad, ha derivado en que no exista relación de futuro que se sostenga con esos pensamientos y esa forma de ser. Evidentemente no todo el mundo es así, pero si hay mucha mala hierba cuando llueve mucho, como es el caso.

Por último, y para no perderme en este “jardín”, convendrá preguntarnos si es que ha muerto el amor o si el vivir con ese alimento, el que da esa dicha, está pasado de moda. A lo mejor, aunque yo no lo crea,  todo es acostumbrarse, incluso a vivir como un mueble y/o un potente objeto sexual, a lo mejor es bueno vivir sin amor, para acabar dándote cuenta que no se puede vivir sin él.

Feliz día del obrero a todos, que para todos aquellos ateos y/o agnósticos que nos vanagloriamos de serlo, no deberemos olvidar que el día es el que es porque es el día que la Iglesia Católica celebra el Santo de San José Obrero y no otra cosa.