03 junio 2010
Entablar una conversación sensata, en grupo, sobre cual debe ser la fuente de ingresos y recursos de los Sindicatos es entrar en el mundo de la discusión sin salida si tienes la mala suerte de topar, dentro del foro tertuliante, con un sindicalista liberado que para quién no sepa lo que es, se trata de un empelado, de El Corte Inglés, por ejemplo, que no aparece por la empresa, prácticamente, pues está totalmente dedicado a la actividad sindical.
Las copas caen una tras otra y el personal se apiña para quitarle palabra y la razón a cualquiera que hable, lo cual, sin ser novedad, es de lo más desagradable que puede pasar cuando intentas sacar alguna conclusión sensata. Grito, pongo orden y seguimos hablando del tema en esas noches tertulianas de mis amores despiertos.
Nos preguntábamos la semana pasada, en un gran foro, como vivirían los sindicatos si solo dependieran de las cuotas de sus afiliados, como lo es en casi todo el espacio democrático occidental, o eso creo. Alguien, muy entendido, sindicalista retirado, casi le da un infarto para defender la nobleza, altruismo, honradez y dedicación con que los representantes sindicales liberados actúan desde que se fundaron y ante la pregunta de por qué siempre son los mismos, se armó la marimorena y las dos Españas salieron a la mesa de las copas de nuestras tertulias, sin solución de continuidad, todos querían tener razón y yo … yo me fui a mi rincón a seguir masticando la pajita del BacardiCola que me aviva el seso, pensando que quizás los más jóvenes tengan razón cuando dicen aquello de: “Tío y tú qué?”
Hoy una buena amiga me ruega que republique este artículo aclaratorio, lo cual hago por si alguien quiere opinar y/o aclarar algo al respecto de lo que en él se dice:
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