12 octubre 2010
Era el día de La Raza, del Domund y de no sé cuantas cosas más. Estoy hablando de 1966 y de una dichosa fiesta que organizamos, tal día como hoy de ese año, los progres de la época en el sótano de una de las casa bajas del Pasaje San Pablo, frente al Hospital, en Casa de Enrique, el Micó. Allí encontré el Pilar de mi vida. “Esas fiestas no pueden ser buenas, Enric”, decía mi Madre y todas las de los demás, especialmente las de los chicos, pues, curiosamente, en esa época se protegía más la virginidad del macho que la de la famella que, a todas luces, se defendían muy bien solas, sin tener que necesitar protección materna alguna para controlar sus actos.
Las madres vivían asustadas porque pensaban que sus niños iban a caer en manos de cualquier niña fresca que se dejaría embarazar para llevarlo al altar y las de ellas les enseñaban algo parecido al Kárate por lo que no había manera alguna de hacer algo de provecho con ninguna de ellas. Todo eso, mas o menos, es igual que ahora, al revés te lo digo, vamos que ni por asomo se parece aquello a lo de ahora. “Ahora quizás no sea tan puro como entonces, pero es mucho mas divertido y a veces lésbico a tope”, dice la hija de la vecina, haciendo un gesto de bailarina de cabaré, de mi amigo Juan, el de Mutxamel, la cual, la niña, nunca pierde ocasión para meterse con los tíos machitos de mas de 60, que la adoran, dice ella.
Hoy se espera una de agua que “paqué” por aquí, en el Levante-Sur español. Yo ya estoy metido en el refugio anti-inundaciones y el coche en alto, por si acaso. Ah y de la lotería nada de nada, tengo que seguir luchando.
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Acabaremos por añorar aquellos años hasta los que no los vivimos,,,
ResponderEliminarNo temas, argy, lo nuestro es parte del guión: Te haces mayor y dices que lo de tu época era lo de PM, como ha sido siempre.
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