jueves, 10 de febrero de 2011

Madrid, pongamos que hablo de ….


10 febrero 2011

Bien, pongamos que hablo de Madrid, pero …


Argy, en su Blog, uno de mis obligados leídos diarios, me explicaba, hoy, que la felicidad es fruto de quien la busca y yo me he dado cuenta la inexplicable sensación de bienestar que produce saberse acreedor de una situación de éxtasis existencial y que, por contra, y sin poderlo evitar, notaba como esa misma sensación se intentaba anclar en el mismo lugar, cuando se mostraba la infelicidad de quien ha llevado una vida de pena, del “vive hoy y mañana ya veremos” o del muy machito sentir del “polvo que veas pasar, polvo que te pierdes”, “no seas tonto, Enrique, aprovecha ahora que eres joven, luego que arree el que venga”.

Sin saber muy bien por qué, he llegado a este estadio al ver las fotos que me ha mandado un buen amigo sobre rincones del Madrid de siempre, pero que desconocemos sin saber cuando hemos dejado de ser sensibles a este efecto.  Le he contestado que no es extraño que seamos así, nunca apreciamos lo cercano, muy cercano y buscamos en casa, o en cama, ajena lo que casi nunca mejora nuestro camino en la superficie de la vida. La estupidez humana nos hace así, pero parece que es algo irrefrenable, es como cuando le dices a tu hijo que no debe comer muchos caramelos pues se le caerán los dientes y/o le dolerá el estómago si se pasa con ellos. Muchos de mis amigos si hubieran sabido mantenerla dentro del pantalón cuando salían de casa, ahora no se verían como se ven, sin dientes en el alma y con el corazón lleno de dolores y amarguras incontenidas.

Mientras mostraba las fotos en mi PC de mano a mis tertulianos cafeteros de hoy y les leía el borrador de esta bloguería uno de ellos, el mas golfo y guaperas del Barrio de Portuarios en el Plá, me dice: “Mira, Enrique, a mi que me quiten lo bailao y además no hay hombre infiel, solo lo son los que les pillan en ello” – Con amigos así, no hace falta irse a África ni al Bronx  para buscar historias de soledad, amor perdido y vida tirada a la basura, ¿verdad?

Pongamos, pues, que hablo de …  la soledad, de como se puede llegar a ella sin darte cuenta.

A los viejos es difícil hacerles reconocer sus errores, los cometidos a través de toda una vida loca de tentaciones, y esperar que con ello reconduzcan su vida en la dirección adecuada, pero a los más jóvenes, por favor, id con cuidado y pensad lo que hacéis antes de hacerlo, luego el arrepentimiento no basta, no se perdonan tan fácilmente los errores como siempre alguien nos quiere hacer creer. Los males del corazón dejan heridas muy profundas en la dignidad y la autoestima del herido, tanto que, demasiadas veces es irrecuperable su curación.

Y ahora, si os dejan hacerlo, ya sabéis, respaldo de la silla de tu despacho hacia atrás, respira hondo y dale al Play, es solo un minuto, pero es un minuto reparador:



2 comentarios:

  1. Siempre lo he tenido claro en mi vida, quizás sea lo único que haya tenido claro. Y no es otra cosa que esa fidelidad a ciertas cuestiones "sagradas" que uno intenta respetar.
    Me ha puesto a huevo que cite estás palabras de Gerardo Diego:
    "A la hora de la verdad, que es la de buscarse a sí mismo en lo objetivo, uno olvida todo y se dispone a no ser fiel más que a su propia sinceridad"

    ResponderEliminar

Este blog comparte contenidos con otro de mis blogs a modo de copia de seguridad, el uno del otro, hasta el 24 de febrero de 2023

https://enriquetarragofreixes.wordpress.com/