04 febrero 2011
Me cuesta creer en lo que predican algunos líderes de la cosa sindical aunque tampoco abro, sin dolor, los oídos para lo que “largan” los representantes de la acera empresarial. Vacío, mensaje vacío, y no es que esté hablando de mi buzón de voz telefónico, estoy hablando del mensaje de los directivos de las mal llamadas organizaciones empresariales y sindicales. Es difícil rebajar la prepotencia habitual que usan unos y otros a la hora de “largar” sus soberbios y poco meditados mensajes, para ahora tener que aguantar verse sometidos, y en el redil, por las exigencias de los alemanes que son el ejemplo a seguir, según sabemos, cuando de animar la máquina productiva se trata.
Recuerdo cuando allá por los setenta y muchos, afirmábamos unos cuantos, entonces mas rojos que la sangre, que las cuestiones de producción en el sector de la construcción, debían pasar por la confección y aprobación conjunta de todos los agentes, de las tablas de rendimiento. Nunca hubo acuerdo, no acabamos ni el capítulo de cimentaciones. ¿Por qué? – La incapacidad profesional de unos por hacerse valer y la vehemencia de la ignorancia de otros que encumbrados en su cargo y sueldo a costa de erario público, no sabían ver, ni entonces, ni ahora, que la solución siempre viene del lado de la razón. Si no se produce no hay nada que repartir y esa es la historia ahora. El problema es que ahora que, parece, ya estamos dispuestos a estudiarlo, nos llega esta decisión, orden europea, con mas de treinta años de retraso, ahora que el sector y la cota productiva de este país está como nuestras tablas de los 70, solo en la cimentación pero peor, pues aún no hemos pasado ni del replanteo previo.
Querido sector productivo nacional: Suerte, mucha suerte y créanme, cambien a todos sus dirigentes de la cosa de la representación social y empresarial. Si siguen ahí, será un milagro entenderse.
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