Pero vamos a ver, si los guardias aparcan en medio del rallado central de La Rambla Alicantina para ir al Banco, a sus cosas, o hasta para dirigir un tráfico que no hay, como no va la gente a meterse en las plazas de Minusválidos, que es como la gente los conoce, que son como un chupa-chup en un patio escolar. Vamos a ver, me voy a Hacienda, doy dos vueltas y no consigo aparcar, el Parking cuesta “una pasta que no tengo” y ahí hay una plaza de minusválidos libre, “pues yo aparco, que leche, si solo es un momentito”. Y en ese momentito siempre pasa alguien como yo, con su cartel autorizado y resulta que no sirve para nada llevarlo.
Exportando el problema, que, al parecer es del estilo patrio, me voy al médico en La Alberca-Murcia y zas, allí pasa lo mismo - “Claro hay que entenderlo, Enrique, la chica lleva dos niños y aquí no hay quien aparque y traer los niños andando, aunque sean cien metros, no es plan” - Pues claro y lo de las normas y el derecho de los discapacitados. “¿Oye, Enrique, tú de que hablas?” – De nada, no hablo de nada, no lo ves, no sirve de mucho hacerlo.
PD: Si alguien conoce a esa chica, por favor, contarle que eso no se hace.
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