La Noche de la Ordinariez vs La Magia de La Nuit

12 marzo 2011

Es cierto que a veces, cuando mas tonto estás, es cuando mas te apetece serlo. ¿? – Quiero decir que cuando el cuerpo decide ir por un sitio y la cabeza por otro, es difícil que puedas llevarte bien contigo mismo. Ese era mi caso anoche, una tarde de conferencia nefasta pues a nadie le pareció interesar lo del asunto chino y acabamos hablando de la noche de la ordinariez que, al parecer, protagonizó la ganadora del concurso del inefable programa GH de Telecinco, la cual, al parecer de todos los ilustrados presentes, era digna merecedora de tal agasajo pues ella, la ganadora, era el fiel reflejo de lo que premia el programa, en el que los insultos, la grosería y lo hortera se impone por encima de cualquier otro criterio que pudiera proponer inicialmente el programa  como los del “análisis social de la vida en grupo” o de una muestra sobre “las dificultades de la convivencia humana”. Nada de eso, al parecer, la noche fue lo que fue, La Noche de La Ordinariez, aunque, también, me resulta sorprendente que nadie dice ver el programa pero todo el mundo sabe de lo que habla.

Pero, luego, la noche propuso otras alternativas y pasó a convertirse en la Nuit, esa que tiene el glamour necesario para que se transforme en lo que tiene que ser y que siempre ha sido en mi imaginación.  Ayer noche uno de los jóvenes tertulianos, político virtual y en cese voluntario a partir de mayo, me dio una lección de esas que nunca sabes cuando te van a llegar, pero que, en el fondo, siempre estás esperando que alguien te las de. 

Mi cuerpo, saliente de un enorme trancazo y tras varios días de “marcha hospitalaria”, estaba peor que nunca, nada de broncas ni nada de conversaciones en grupo, nada de eso, ni siquiera podía mover el esqueleto en la forma mas elemental, un Bacardi-Cola, al punto, hizo el resto. Estaba en la gloria, relajado, oyendo “detalles” de Roberto Carlos, Maribel estaba hablando con Marina y entonces vino mi joven amigo y se sentó a mi lado. Hablamos del cambio que está experimentando el contenido de sus artículos que pasa de ser el adalid de la injusticia, por momentos, a ser el Príncipe de las beldades, en otros. Me di cuenta que quería contarme algo importante, clavaba sus ojos en los míos, parecía algo confundido, como si tuviera miedo de dejarse conocer y entonces comenzó a contarme cosas de tal sencillez y cordura que me dejaron sin reacción. Me hablaba con la nobleza de un niño y la vehemencia de un viejo, me hablaba de la injusticia, de la igualdad,  del amor, de la belleza, del altruismo, de la eficacia, de la nobleza y de todos esos valores que tan perdidos andan por la vida con la que nos desayunamos cada día. Todo eso lo hizo sin darse cuenta, sin que él lo dijera, fue uno de esos momentos en que te parece que algo mas que una vida se ha puesto a tu lado a contarte lo que ve por su ventana. Concluyó, tras un corto silencio, evocando a aquellos tiempos en los que recordaba  cuando él hablaba de usted a los viejos, la leche era leche y a la gente no le ofendía ser mayor y ni siquiera confundirse con ellos. “Queda mucho por hacer, Enrique, para recuperar todo lo que hemos perdido”

La Magia de La Nuit, otra vez, me arrastró a novelar todo lo que oigo, hasta creo que lo veo y oigo como lo cuento, y lo mejor es que estoy convencido de su realidad y no se si lo que me mas me gusta es que sea verdad o que me guste que lo sea. Quizás sean las dos cosas, pero yo seguiré haciéndolo, siempre lo he hecho.

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enriquetarragófreixes