Me voy a vivir la vida aunque La Fe, hoy, no me haya ayudado

14 junio 2011

Había escasas o nulas esperanzas, en el grupo de galenos que me lleva en volandas hacia la cima del éxito neuronal, de que un concienzudo examen genético determinase un error de diagnóstico. Han sido cuatro años y medio de lucha con los responsables administrativos de la Consellería de Salut para que diesen el visto al gasto que supone dicha prueba que aún y siendo importante, el gasto, no es explicable que se ande evitándolo cuando la vida, o la calidad de vida, de toda una descendencia está en juego. Por otra parte este tipo de prueba no es fácil realizarla por libre, por lo que aún es mas descalificable que que eviten aún y a sabiendas de su importancia para el afectado.

Algunas guerras, acusaciones directas, prensa, recursos, radio, tv  y un constante insistir en ello, me han llevado a conseguirlo. La alegría no es tanta cuando el resultado, dulce y tristemente, ha confirmado los apellidos de mi ya conocida y, por qué no, querida DFEH. Bueno, hay quien está peor, no hay mas que darse una vuelta por la planta C-5 del Nuevo Edificio de La Fe, (Neurología), para darse cuenta de ello, Maribel no lo ha podido evitar y se ha salido llorando cuando uno de los chavales de la sala de espera ha empezado a gritar frases sin sentido alguno, desde su silla de ruedas, ante la impasividad de sus padres, supongo ya acostumbrados a él y a su estado. Ir por allí hoy ha supuesto un esperado, pero duro, mazazo a mis estúpidas pretensiones, pero siempre que voy allí, a esa sala de espera, vuelvo como nuevo, como si me sintiera el mismo rey de la maratón o el mejor esprínter del mundo y, ah,  la belleza de compartir con mi niña sus sollozos y nuestro sentir de que el que organiza la vida, seguramente, no siempre es justo, al menos no lo es con ese muchacho de la de ruedas de hoy y, especialmente, para sus padres, eso une mucho a los humanos y a todos los que lo sentimos, mucho más, XD, que necios somos, a veces.

  

Bien, un largo día. Tras un voluntario parón para tomar aliento y ganar dos puntos de moral, trago saliva y con ello lanzo nuevos y revisados objetivos, tengo los pies en el suelo y la cabeza muy fresca, mi niña me quiere y yo adoro a todo y a todos los que me rodean ….¿Qué mas puedo pedir? Se enfadaría mi Madre si me oyera decir esta frase hace 45 años, pero hoy, seguramente, no lo haría y por eso la voy a enviar al mismo cielo: “Me voy a vivir la vida”

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