En mi infancia, es decir, hasta los 29, hoy era el día de San Antonio, patrón de los albañiles, así lo celebraban en mi tierra y nunca nadie lo cuestionaba. Pero llegué a la Terreta y aquí, como pasa con Viriato, nada de nada, no se sabe ni quien era el de Padua, solo lo saben algunos titulados universitarios que, como es lógico, trabajan de administrativos de segunda en cualquier empresa, de cajeros en el Carrefour o son Funcionarios. Aquí el patrono de la construcción es el de la Polla Insaciable, digo yo, bueno, quiero decir el Patrono por excelencia y Empresario Modelo del año, el cual, es, por excelencia, también, envidia de todos los de su especie.
No hace mucho todos le envidiábamos, al de la Cosa Insaciable , y le hacíamos la pelota apenas lo veíamos pasar. “Enrique, ¿tienes un solarito que te sobre para mi, me conformo con uno para unas 40 viviendas?” “Tomamos un día un cafetito, pagando yo, claro, y vemos a ver si tienes alguna obrita que me puedas dar, Enrique” “Oye, Enrique, ¿por qué no nos vamos un día en el barco e invitamos a algún Conseller y nos hacemos unos marisquitos en el puerto de Ibiza, barra libre, me los presentas y les hablas bien de mi, mientras dejamos a las mujeres relajaditas y tranquilas en el barco o les damos unos cuantos de 500 para que vayan de compras por la isla?” – Todo eso es lo que hacíamos todos y no hace tanto. Aquí nunca ha hecho falta tener una gran formación, ni haber hecho un máster en alguna DC, para vivir en la Cúpula de este Caserío, precioso, pero donde la ordinariez empresarial campa a sus anchas por cualquiera de las alturas donde quieras mirar.
Los currantes, lo emprendedores, los que hacen País y luchan para que esta tierra no sea un Caserío, no tienen tantas oportunidades, no tienen barco, no viajan a Ibiza, no tienen amigos Consellers, ni tienen nada insaciable, quizás el culo, como me decía anoche un buen amigo empresario fabricante de ladrillos y cerámica para la construcción, de esos “de toda la vida”, pues los fríen a impuestos, a normas incumplibles y a una política financiera insaciable e inalcanzable. Para ellos para los del culo insaciable, el Patrón sigue siendo San Antonio de Padua, para otros, hasta hace muy poco, lo era el otro, el de la Polla Insaciable. Qué pena, ¿verdad? – Bueno a lo mejor solo son imaginaciones mías y lo que cuento es ya pasado, una invención periodística muy bien montada, o algo que nunca pasó, o eso quiero creer, pero a lo peor la Pandereta y el Caserío aún no han abandonado el Mundo Empresarial de Altura y esto puede que vuelva a surgir en cualquier momento, si es que se ha ido, y es que, a pesar de todo, como dicen los que entienden de derecho LEC y LECri, hay gente que por muy insaciables que se crean o que se autobauticen con ello, no dejan de ser unos simples y vulgares COLABORADORES NECESARIOS. ¿Necesarios para qué?, pues, ay, no sé, ya no me acuerdo, o no me quiero acordar pues ya llevo un rato con los dedos en la boca. Los patronos son otros, si, los de siempre, y sin que nos quepa la menor duda.
Pero, dejando aparte el mal sueño aquí contado, yo creeré en el futuro y en que la clase profesional y empresarial levante de sus cenizas los escombros de estas miserias y las convierta en algo saludable y tan noble como siempre ha sido hacerlo y hacerlo bien. Este país en general y esta tierra en especial, necesitan una urgente regeneración de todos aquellos valores que siempre nos han distinguido, donde la capacidad de emprender, de crear y de generar riqueza, siempre ha sido un valor nato. ¿A qué esperamos para hacerlo, para renovar toda esa nefasta trama empresarial improductiva y especulativa que nos representa y nos tiñe de vergüenza y de miseria? ¿Mañana? – No, mejor hoy, ¿te apuntas a la #renovaciónempresarial?
PD: Aclaro que el Enrique que nombro en los "lances" de esta bloguería nada tiene que ver conmigo, ni con nadie, es solo un nombre inventado.
Aclaro que el Enrique que nombro en los "lances" de esta bloguería nada tiene que ver conmigo, ni con nadie, es solo un nombre inventado.
ResponderEliminarMe apunto, sin dudarlo!
ResponderEliminarBravo, argy, ya somos dos.
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