Pasé a verlo, estaba algo triste, llevaba muchos días sin verlo. Me he sentado a su lado, encima de la valla de hormigón de color blanco que se ve en la foto y me he puesto a contarle lo de mi amigo el viejecito que anda muy mal y lo de mis emociones lúdicas, sin exagerar, claro. Al rato un chaval de unos 9 años que me ha visto allí, hablando con él, con Cohonesto, me ha preguntado, al rato de haberse plantado a mi lado: “¿Le hablas a un árbol?” y yo le he contestado, claro, por que no iba a hacerlo. Luego, le he explicado alguna cosa más sobre la vida y milagros de mi querido árbol y el porqué de su estado y ……. del mío, claro. No sé, me he quedado con la duda de saber si el chaval habrá pensado que soy un chiflado o a lo mejor le he insuflado un pequeño soplo de aire puro sobre la vida en la naturaleza y el respeto que merece todo lo que nos rodea. ¿Como has dicho que se llama?, me ha dicho al despedirse cuando intentaba darme un beso que no me ha dado.