sábado, 31 de diciembre de 2011

Otra vez aquí: El día de “L´home dels nassos”


31 diciembre 2011


¿Dónde estarán los inocentes?, decían los compas de barra ayer mañana en la tertulia de turno. Todos hablándome de las repetidas informaciones vertidas por el ala oficial del poder sobre los sueldos de los Políticos y de lo poco ejemplarizante que resulta su conducta a la hora de pedir austeridad. Le he dado un abrazo a Pepito, despidiendo el año, y nos hemos puesto a llorar como dos niños, “como dos gilip…..”, ha dicho uno que estaba en el ajo escuchando “lo nuestro”, a la vez que informaba al resto de nuestros desvaríos y costumbres; “Que si un café 80/20, que si la Bendición, que si la Palmadita en el culo”, “tios; sois gilip…. y un poco Mari ….”. A pesar de todo el día empezaba bien.

Más tarde la visita a mi querido galeno, el Pertusa, una llamada de mi amigo-e Campillo y una noche toledana, ha dejado huella visual y emocional y un gran agotamiento en mi, que, no obstante, sabré gestionar, como siempre he hecho, con solvencia. No sé qué me pasa últimamente que la cosa se pone más fea de lo normal, me canso una barbaridad y tardo más que nunca en menearme unos metros. En fin, con este nivel de forma física, no creo que Del Bosque me llame para la Eurocopa 2012.

Pero viendo las fotografías del ayer, me han venido a la cabeza todas aquellas imágenes que hace nada veía yo en mis queridos Agustín y Paquita. Pero esta vez yo era el Agustín y mi hijo era el “Yo” de hace casi 40 años. …………..

Mientras meditaba sobre ello, recordaba que mi Abuelo Enrique siempre me contaba, y me contó hasta que se fue, que hoy, día 31, era un día muy especial. Era el día del Hombre de Las Narices. Me contaba que hoy andaba un hombre por la calle que tenía tantas narices como días tenía el año

    • El Hombre de las Narices, (L’Home dels Nassos),  es un personaje mítico, imaginario, no real y a veces siniestro que se hace creer a la chiquillería que aparece el último día del año. Se los dice que este día sale "un hombre que tiene tantas narices como días tiene el año". Los niños no entienden este juego de palabras y, inocentes, piensan que verán un ser terrible con 365 narices. Esta tradición oral se ha convertido, en algunas poblaciones, en una figura de cartón-piedra con forma de renacuajo que aquel día es paseado en pasacalle por diferentes lugares.
Como un poseso de envidiable carrera, salía a las compras que me encargaba mi Madre por el barrio, frente al Hospital de San Pablo, en la Barcelona de los 50, y buscaba y buscaba a mi “Hombre de las narices”, pero nunca lo encontré.

El caso es que, aún ahora, sueño siempre, en este día, que salgo a buscarlo con la esperanza de encontrármelo en cualquier esquina. Nunca perdí la fe, seguro que algún día lo encontraré.

Así son mis sueños, no quiero que cambien y así seguirán siempre cuando consiga transmitírselo a mis enanos.






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