sábado, 25 de febrero de 2012

Orgasmear, aunque solo sea con el pensamiento: …..


Patrice Murciano


25 febrero 2012

Tras una tarde y noche toledana, algo “lait” pero muy divertida, descubro que la crisis se ha instalado en la sociedad actual, si, y no hablo de sentimientos, ni de economías concursadas, no, yo solo hablo de lo que veo, de lo que me cuentan y, también, de lo que no son capaces de contarme algunas personas que se hacen llamar “amantes de la vida” cuando realmente lo que les pasa es que no alcanzan a coger las uvas. “De flor en flor, tío”, si, esa es la expresión mas frecuente que muestra el espécimen humanoide nocturno cuando abre la boca en los lavabos de hombres de cualquier “beach-club progre”, a partir de la una de la madrugada. Algunos, incluso, viven, de día, en otra sociedad muy distinta, es decir, camisa blanca, corbata color, zapatos brillantes, domingos en la parroquia y dejándose colgar de su brazo a la “Otra” que es, realmente, en lo que se ha convertido su “Santa”, la que le cuenta que su Juanito está a punto volver de Roma pues Telefónica va a hacer recortes en la plantilla.

Ayer, en la primera de las conferencias de anoche, leía un artículo que guardé en mi Instapaper para recrearme en su lectura en algún momento y eso es lo que hice, dándome cuenta, al hacerlo, de algo que ya me imaginaba, pero que quería volver a experimentar. Ellos se rieron  a carcajadas unos y en un murmulleo muy sonoro, otros, pero ellas ni , algunas volvían la mirada hacia su acompañante con cara de desprecio, pero, si, nada ha cambiado o, quizás, no mucho, parece que aún nos queda mucho por orgasmear, aunque solo sea con el pensamiento:
Rubén Díaz Caviedes - Sígueme en Twitter  03/02/2012  (06:00h)

"El hombre y la mujer no deberían casarse porque el amor viene y va
En cierta ocasión, allá por los años veinte, el presidente de Estados UnidosJohn Calvin Coolidge visitaba una granja de pollos con su esposa. La primera dama le preguntó al granjero cómo era posible producir tantos huevos con sólo unos pocos gallos, a lo que éste respondió que sus gallos cumplían con todas sus gallinas varias veces al día. “Quizás podría usted mencionárselo al presidente”, comentó irónica la señora Coolidge. El señor Coolidge, por su parte, no respondió y se limitó a preguntarle al granjero si el gallo atendía siempre a la misma gallina, a lo que el granjero respondió que no, sino que atendía a muchas distintas. “Quizás –respondió el presidente– podría usted señalarle ese detalle a la señora Coolidge”.







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