Miguel y su “¿Enrique, como estás?”

Y tú, como estás, amigo

08 mayo 2012

Miguel tendrá mas de cincuenta, mas de sesenta y … pero tiene un don: Es una persona excepcional. Le conocí cuando él era consejero de Inmopark, primero y luego de BAMI y  de Metrovacesa. A su dorada juventud no le falta de nada, todas las mañanas se va a la oficina y ejerce como lo que es: Un ejecutivo que nació siéndolo. Pero entre todas sus virtudes tiene un gran defecto; Miguel es persona y, también ejerce como tal. Cuando pasan mas de dos semanas sin que me haya llamado, empiezo a contar los minutos esperando que el teléfono suene de un momento a otro. No quiere nada, solo pregunta: “¿Enrique, como estás?” y tras contarle “lo mío” me da un fuerte abrazo telefónico y se deshace en deseos de recuperación y felicidad para mi y todos los míos-. Él está bien, mejor que nadie, él solo llama para preocuparse de sus amigos.

Todos los días me pregunto cuantos amigos tengo como Miguel y si es posible o innecesario, vivir sin ellos – Esta mañana le hacía la misma pregunta a la Loli, que ha estado escuchando con boca de buzón todo lo que hablaba con Miguel, mientras me ponía el cafetito de rigor y ella se ha dado la vuelta, ha puesto el codo en la barra y la mano cerrada en la cara, apoyándose en ella, y ha estado unos segundos mirándome mientras pensaba la respuesta. Al cabo ha dicho: “Ninguno, Enrique, ninguno”

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