30 julio 2012
Repito:
Hay dos tipos de agradecimientos, uno es el que se da siempre a quién lo necesita y otro es el que se da de modo interesado. Ese es el modelo que entiendo y el que debiera imperar.
Dentro del modo interesado los hay de dos tipos también, el que lo da y el que lo recibe, a cual mas miserable, pero de eso viven. Como diría mi excompa Fernando; Un día cagan duro y otro blando, ¿verdad Fernando? Él los conoce bien.
Ah, y no se te olvide recoger los paquetes en Correos para llevárselos al apartamento, decía el primero al segundo de los dos tipos del párrafo anterior. ¿Denigrante? – pues no, peor, mucho peor, es la sumisión y servilismo total a la que solo conduce la incapacidad personal y profesional, unido a la ausencia de personalidad propia.
Lo cierto es que, a estos últimos, acabas acostumbrándote a verlos en tu escenario toda la vida, unas veces se llaman Manolo o Lambíes, (por decir un nombre cualquiera), y otras se llaman Juanjo, Paco o Judas, (por decir cualquier nombre también).
Lo cierto, también, es que cuando pienso en esos, lo repetidos señoritos y serviles, pienso lo mismo que Manu ese niño de siete años del cuento-e que acabo de leer, que cuando su padre le hizo una sopa para cenar y le dijo: «Cómetela, que está muy rica». El niño tomó dos cucharadas y le contestó: «Papi, tú y yo tenemos gustos distintos».
Hacedme caso, que esas cosas no os cieguen el alma por mucha curiosidad que reporte, no merecen la pena. Vosotros con el primer grupo, como Manu.
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