06 septiembre 2012
Una larga cola de taxis, en la parada de Vicente Ramos, aportaba a la mañana un rico ruido tertuliano popular, entre los animados conductores, todos ellos en forzoso paro matinal. El debate se centraba, por un lado, entre la tristeza del dichoso Ronaldo y el análisis de sus motivos para ello y por otro, en lo jodida que está la economía para que el “bueno” del hijo de su madre de Rajoy, encima, los esté hinchando a impuestos de un modo absurdo y mucho mas a un sector tan necesario como el del Taxi ¿¿??.
Me siento ante la Torre Mauro, admiro su aparente y retocada belleza y me pregunto si me darán un café. No hay tiempo, un buen hombre me pide trabajo, dándome un gran susto, pues además de cogerme por el brazo con fuerza, me ha empezado a contar un rosario de desdichas familiares y de virtudes profesionales, que me han dejado aturdido. No, se me fue el humor, no tomaré mi café. Me quedo sentado en el banco de siempre pensando en las tribulaciones de un desigual y del que no lo es tanto, pero lo parece. Finalmente, absorto como nunca en mis cosas, decido volver a la tertulia del taxi que es mucho mas relajante, etérea, distante de la realidad y venial. Nada como enterarse ahí de por qué nuestra querida Sonia lleva ya muchos días callada o por qué nuestro Hércules nunca subirá a Primera División. Todo eso y mucho más: “Estos mamones no paran de meterse dinero a su bolsillo, de colocar a sus amiguetes y ocuparse exclusivamente de sus chanchullos. Un par de hostias y una buena zurra les daría yo a esos golfos”. Una fuente de sabiduría así no es nada que se deba despreciar.
El que no lo entienda que me compre, pero aquí, ya se sabe, siempre llegamos tarde donde nunca pasa nada y, como también es sabido, lo importante siempre pasa de largo por nuestra historia.
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Esto no lo entiende nadie, vamos ni yo. Lo de Sonia, para que decir ná! Mejor callarnos..
ResponderEliminarUn abrazo muy grande amigo Antonio.
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