Y sin darte cuenta y aunque el mismo Papa de Roma diga que no hay bueyes, ni mulas, en el belén, el personal va a lo suyo pues la cosa litúrgica ya no es tal al haberse convertido, sin que nadie se atreva a aceptarlo, en algo absolutamente folclórico, como debe ser. Darte una vuelta por cualquier Centro Comercial induce a pensar que, si, es cierto, el folclore navideño comporta un exceso de consumo amparado en la tradición y en las ganas de la gente en demostrar que se quiere y se puede, ser feliz, aunque sea una vez al año, a base de consumir mas y mejor que en ningún otro período del año. Ser feliz parece fácil, serlo ya es otra cosa. Yo, de momento, me he puesto a temblar al ver las tiendas adornadas con motivos navideños. Qué queréis que os diga, si, me emociono, me recuerda una época muy feliz y que, aún hoy pareciéndolo, no es lo mismo que lo era en mi tierna infancia en esas fechas en los que la Navidad era todo un hito familiar, sensual, sentimental y hasta folclórico, claro, pero lo era de otra manera. Ya sabéis Llega la Navidad … si, hay que abrir el alma y olvidar todo aquello que nos hace peores.
PD: La foto, si la foto, otro día contaré que tiene que ver la foto con el título de esta bloguería y con su contenido. Hoy no encaja aquí.
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Con las prisas había leído: "si yo tuviera un martillo"...
ResponderEliminarY yo Martini en la tuya. Martini y jamón caben en una misma mesa
EliminarY yo sin paga extra,,,,,y con estos pelos!
ResponderEliminarSiempre habrá un plato de jamón para ti en casa de algún amigo, ¡Porque los tienes, verdad amigo Antono?
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