El feliz retiro de esos jóvenes prejubilados y la necedad de los justos

10 febrero 2013

Tener un amigo jubilado es un logro al que todos aspiramos, lo cual, y con un poco de suerte, es algo que se alcanza sin remedio alguno pues con el paso del tiempo es mucho de lo que, con suerte, te va quedando. Esos amigos, los que han tenido una actividad profesional muy activa, les llega su joven hora del retiro cuando aún llevan encima una gran cantidad de energía que gastar y una gran sabiduría que mostrar. Algunos inundan mi buzón electrónico, otros mis charlas en los cafés o en los típicos restaurantes de gente con posibilidades que hoy por hoy, son ese privilegiado grupo que son y forman los jóvenes jubilados de mi entorno. 

Hablando de ellos, de mis activos y jubilados amigos, algunos, como Javier, un gran abogado de la DIPU, sabio, culto y gran persona, recopila información propia de su “género y sabiduría” y nos la manda a los amigos. Una verdadera fuente de energía y de labor. Hoy me ha mandado este magnífico enlace con una nota:

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Hay que agradecer este esfuerzo que ayudará a muchos investigadores. Su valor como fuente histórica es extraordinario, con miles de imágenes y palabras que merecen un análisis. Un testimonio audiovisual con muchísimas posibilidades de estudio.
Ahora, el libre acceso de NO-DO en la web nos ha permitido enlazar esas descripciones con los noticiarios originales.
Muchas gracias de nuevo por la publicación de este archivo imprescindible, seguro que será una buena fuente de estudio.

Mientras se me quedaba perdida la vista en ese precioso cielo azul que tengo detrás de mi ventana, no dejaba de pensar y de preguntarme, en que sociedad vivimos que permite que gente con tanto valor, tanto humano como profesional, y tanta sabiduría, estén retirados de la vida activa mientras se cretiniza, hasta límites insospechados, esta sociedad de mediocres que nos gobierna y no hablo, exclusivamente, del mundo de la política pues tanto en el mundo empresarial como en el profesional no hay valores emergentes que aparten a los de siempre y nos lo hagan creer. Pienso, no obstante, que la necedad de los justos es quien lo permite y de eso, todos un poco, tenemos parte de culpa.

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