21 abril 2013
Curioso me resulta creer que me he pasado casi toda una vida en las obras siendo poseedor de un irresistible miedo al vacío en el que el sistema vestibular me produce eso que los mas antiguos, aún, llamamos vértigo. Que siendo claustrofóbico viaje en ascensor con normalidad y que hasta haya sido capaz de meterme un par de veces en esos odiosos TAC cerrados que parecen las tumbas del futuro. Que, sin duda y por todo ello me sorprende, cada vez más, ver y saber que del alma siguen brotando eso que convendré en llamarle sentimientos. Me gusta disfrutar y padecer, ver y saber, que el pensamiento se enreda como en el muro la hiedra y, especialmente, como se dice en esa vieja canción, ver como se aferra a la vida como el musguito a la piedra de un modo extrañamente irrenunciable.
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Qué raro! Los claustrofóbicos siempre le tienen pánico y se quejan un montón (por lo menos los que yo conozco) de las TACs, no sé cómo lo conseguiste...
ResponderEliminarTe dejo un beso grande, y como el domingo ya pasó, te deseo un muy feliz lunes Enrique
Gracias, Eva, ha sido un domingo feliz.
EliminarLLego tarde con la certeza de que tu Domingo habrá sido tan feliz como el mio. Un ABRAZO!!
ResponderEliminarSi, Antonio, excesivamente feliz, como habrá sido el tuyo.
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