Seguramente, la mayoría de vosotros, ya la habréis leído, y os habrán llamado panolis o cosas así porque se os han puesto lo ojillos de cristal. Pero aunque mil veces la haya leído, esa carta, siempre que lo hago en días especiales, como hoy, me acuerdo mucho de ellos. Por ello y por ellos, la voy a copiar aquí, creo que otra vez. A mi me sirve:
CARTA DE UNA MADRE PARA UN HIJA:Mi querida hija, el día que me veas vieja, te pido por favor que tengas paciencia, pero sobre todo trata de entenderme. Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces, no me interrumpas para decirme “eso ya me lo contaste” solamente escúchame por favor. Y recordar los tiempos en que eras niña y yo te leía la misma historia, noche tras noche hasta que te quedabas dormida. Cuando no me quiera bañar, no me regañes y por favor no trates de avergonzarme, solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña. Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología, dame el tiempo necesario para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada. Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma y como confrontar y lidiar con la vida. El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor, ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme. Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo, no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante. Solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mí es estar contigo y que me escuches. Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen caminar como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí cuando diste tus primero pasos. Cuando estos días vengan, no te debes sentir triste o incompetente de verme así, sólo te pido que estés conmigo, que trates de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con amor. Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré. Con una enorme sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido, sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija.
enriquetarragófreixes
Mi amigo, esto me conmovió tanto cuando lo leí que lo llevé a mi blog como una entrada más...Es realmente hermoso..y hace soltar una lagrimita a cualquiera sin dudas.Me gustó mucho, gracias.. Ten un lindo fin de semana.
ResponderEliminarGracias Idolidia. Un placer saber que te gustó la carta. Feliz fin de semana, también, para ti.
EliminarConmovedor pero, a la vez que leía, pensaba en los hijos que nos creen eternamente fuertes, sin problemas, dispuestos a correr por ellos, etc. Tal vez la condición de hijo sea así, igual que me parece rara la condición de madre de la carta.
ResponderEliminarCiertamente, María Luisa, siempre hay una determinada dosis de manipulación en todo este tipo de cantos y lágrimas en las que se denuncia la soledad y/o el olvido de unos u otros, de los otros. Raro es que una madre se queje, al menos en público, y raro es lo que nos parece que la sociedad real nos conduzca a lo que denuncia la carta.
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