jueves, 24 de octubre de 2013

Dinero no es todo


24 octubre 2013

Llevaba pipa y vestía corbata de seda y traje de franela. Un tipo elegante. Estábamos sentados en el interior de esa preciosa cafetería que hay en el Palacio de Congresos de Elche. Entonces aún podía cruzar las piernas, no sudaba y la corbata no me molestaba. Yo saqué, sobre la mesa, mi agenda electrónica y una carpeta donde solía y suelo, guardar papeles para escanear. Estaba dispuesto a escuchar lo que ese hombre quisiera contarme. Él era un conocido Corredor de Suelo al que conocía desde mis tiempos en Valencia y Palma de Mallorca y nunca hice una operación con él, pero esta vez él había dicho que tenía algo muy especial. La reunión empezó mal, yo pedí un café y él un güisqui, y, como cosa premonitoria, yo con todo encima de la mesa y él ni los codos. Empecé a recelar hasta que hice la pregunta del millón: “Veamos lo que nos ha traído hasta aquí, XXX” – Entonces, XXX, puso las manos sobre la mesa y se inclinó hacia mi, como si no quisiera que nadie le escuchara y me dijo: “Enrique, tengo un suelo en el E-27 que nadie te puede dar, pero ese no es el tema, lo que yo te quiero contar es que ese suelo es algo más caro que los demás, pero de mi 3% de comisión, ya sabes, la mitad sería para ti y en B y tú por mucho que seas el Delegado de tu Empresa, no harás asco a un dulce” – Recogí la agenda electrónica y cerré la carpeta, puse el cuerpo erguido sobre la silla y le dije:

“Amigo XXX, te equivocas, nunca he permitido que nadie nos cobre más del 1,5% por una intermediación de compraventa de suelo porque pagar más trae eso, si, lo que me estás proponiendo, cosa que, como comprenderás, no he aceptado, ni aceptaré nunca en la vida. Verás, a mí me pagan bien, muy bien, precisamente para que ni yo, ni ninguno de mis compañeros en otras zonas de España, tengan que dejarse convencer por estúpidas y deshonestas, propuestas como la que tú me haces. Es más, haremos algo más. Desde este momento tendrás que olvidarte de mí pues no bastará con que yo rechace tu amable oferta ya que cualquiera que vea que he comprado un suelo que tú has aportado pensará que yo soy un “corrompido” más del mundo profesional con los que supongo tú tratas”.

XXX, pareció mostrarse contrariado, pero lejos de arrepentirse me remató su faena: “Enrique, serás muy honrado, no lo sé, pero lo que es seguro es que eres un gilipolla integral”. Me levanté, pagué el café, solo el café y me fui. Dicen que no hay nada peor que vivir con una mala conciencia y eso lo veo en muchos, pero no es mi caso. Mi conciencia vive y duerme, conmigo, en paz y en feliz reposo profesional. Id con cuidado, caer en la tentación es fácil, pero no lo hagáis, el dinero no es todo.

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