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04 octubre 2013 2009
Mi querido sobrino, el Advocat, sin querer decirme aquello de; “Tío, te metes en líos porque quieres, te la tenían guardada y ahora van a intentarlo”, no, no me dice eso, pero me manda una parrafada sobre un verídico suceso acaecido en una de las barriadas más impúdicas de la Ciudad Condal, como dándome a entender cuál es la manera de resolver los problemas sin entrar en riesgos.
No necesita explicación, es algo muy real que no solo le pasa al cura del barrio, le pasa a casi todo el mundo sin tener necesidad de pasar por el seminario.
Dice así:
La sobrina del párroco regresa a su casa después de mucho tiempo de haberse ido. El tío comienza a regañarla, diciéndole:- ¿Por donde estuviste tanto tiempo, desgraciada? Porque ni siquiera escribías. Tu madre ha estado desesperada.La muchacha, llorando, le contesta:- Perdón, a todos, me tuve que volver prostituta.- ¡Largo de aquí, desvergonzada! ¡Mala mujer, Dios te castigará!- Como ordenes. Yo solo vine a entregar este abrigo de visón y las escrituras de una casa a mi mamá, una cuenta de ahorros con 50 millones de dólares a mi hermanito y este Rolex de oro y el Cadillac negro que está en la puerta para ti, querido tío.- ¿En que dijiste que te has convertido, niña? - preguntó el párroco algo confundido.- En prostituta.- ¡Ah, qué susto! Yo había entendido protestante.
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y pensar que en general el mundo se mueve asi , por interes. Aunque a veces me asusta mas pensar que pasaria sino tuvieramos ese "interes".
ResponderEliminarQuizás tengas razón, David
EliminarEl dinero no huele en la multinacional eclesiástica.
ResponderEliminarQuizás, María Luisa, es que siempre llueve sobre mojado
EliminarPoderoso caballero es Don Dinero...
ResponderEliminarEse me parece a mi, amigo Antonio M, que es el verdadero asesino de muchas de las excelencias de la vida. A unos para bien y a otros para mal, pero siempre el dinero es protagonista.
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