27 octubre 2013
No es normal encontrar mosquitos volando en el ascensor en pleno otoño, tampoco lo es que en el bar de arriba nadie hable hoy de fútbol por aquello de que nadie está contento con lo que vio en el juego de su equipo ayer, pero lo que no puedo entender, por mucho que me esfuerce, que Juan, a sus 68, en pleno disfrute de esa cárcel del olvido que viene soportando desde que se jubiló, me diga que lo mejor que pudiera pasarle para bien de los suyos, de sus dos hijos en paro, sería morirse. Un seguro de vida y unos ahorrillos, tienen la culpa.
Esta crisis nos ha deshumanizado hasta extremos insospechables ... es eso posible?
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Es lo que tiene la desesperación...
ResponderEliminarMi mujer, a la que respeto mucho su opinión, me ha dicho que es mucha caradura lo que tienen los hijos, Paco Paco. Pasan de él, solo le llaman para cuando tienen necesidades ..., en fin, una historia que veo por muchas partes, desgraciadamente.
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