20 mayo 2014
Hablando de curas, hoy, en el café de madrugada de esta mañana, mientras mi cura favorito me confesaba que se alegraba de la carta que han mandado esa treintena de señoras amantes de curas católicos dirigida al Papa Francisco reclamando el fin del celibato para sus queridos, y mientras apuraba, mi querido cura, su Anís del Mono, Antoine le ha dicho, de modo bastante irreverente, pero cercano: “¿Cura, cuando puedes confesarme? … y yo, susurrándole al oído le he dicho; ¿Todavía confiesas, viejo? – Y el me ha dicho; “No, Enrique, no, solo hago ver que les escucho, hacerlo de verdad me parecería indecente”.
Hay veces que estar cerca del pelo púbico de tus creencias te hace mayor, más mayor, muy respetuoso y, seguramente, muy comprensivo.
¡Qué bueno, por favor... ! Preséntame a ese cura.
ResponderEliminarSe lo diré, Tracy, se lo diré. Es un caso único, claro, es amigo mío.
EliminarTarde o temprano se tendrá que reconsiderar lo del celibato..........otra cosa es que nosotros lo veamos.
ResponderEliminarTendrán que hacerlo, amigo argy, es como eso que dicen de Madrid ... ¡¡¡ que te quedas sin gente !!!
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