22 agosto 2014 - 2016 - 2017
Nunca olvidaré esa tarde/noche de invierno del 67 en que Ella me dijo sí mientras bailaba descalza posando sus pies encima de mis zapatos al ritmo del Ma Vie de mis nostalgias. Eso fue entre las excelsas sombras del Talvis Club, de la Calle Industria, de mis pecados.
Muy breve, Enrique: ¡Ele ahí ya mi Enrique...! Anda da un beso a tu esposa porque te quiere un montón...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, maestro Campillo, lo hago siempre que puedo, hoy con más razón. De tu parte.
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